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Huerquehue

Publicado: 25.09.2019

2.º día - Huerquehue
18km -800 metros de altitud

Tomados por la fiebre senderista y aún un poco afectados por el viaje de ayer, nos pusimos las botas de senderismo y a las 8:30 ya estábamos en el autobús rumbo al Parque Nacional Huerquehue. (He intentado toda la semana aprender a pronunciar este nombre. Conclusión: ¡no es posible!) El camino de hoy se llamaba 'Sendero de los Tres Lagos', primero hay una 'pequeña subida' y luego se camina por una meseta hacia tres lagos diferentes. El clima fue un poco mejor que ayer, así que pudimos admirar incluso el límite de la caída de nieve en las montañas circundantes. Nos dijeron en la entrada del parque que trajéramos un bastón de bambú. Sería de gran ayuda. Después de una buena hora, también supimos por qué. Estaba fangoso, y tanto que tenías que apoyarte en el bastón para llegar al siguiente trozo de tierra transitable (y no hundirte hasta las rodillas en el barro). Eso hacía que la subida fuera cada vez más difícil. Pero el paisaje compensaba todo. A pesar de que ya habíamos visto Aucarien y bambú ayer, esto aquí fue una experiencia completamente diferente. Se siente un poco como en la selva tropical, pero con una temperatura equivocada. Una desviación hacia una cascada confirmó nuestra sensación de selva tropical. Muchos musgos y helechos por doquier, también los amantes de las aves se divertirán aquí. Simplemente, no pensar en nada, seguir caminando hacia arriba, los músculos duelen, pero las vistas valdrán la pena. Después de 3 horas de ascenso y haber pasado el límite de la caída de nieve (¡viva, los zapatos están más o menos limpios nuevamente!) llegamos al primer lago, Lago Chico. Alrededor, por supuesto, nuevamente Aucarien que escondían bajo su capa de nieve. Creo que en verano estos árboles son aún más impresionantes. El sol brillaba aquí arriba y la nieve se derretía lenta pero seguramente, lo que hacía que el sendero fuera cada vez más resbaladizo.
Créeme, gente, en estas caminatas, un sándwich de queso con una taza de té sabe a cielo en la tierra y uno simplemente se siente agradecido de poder vivir eso. Pero solo una breve pausa para comer, porque de lo contrario se te congelan las manos.
A pesar del buen clima, no toda la meseta era transitable, por lo que no pudimos hacer el gran recorrido. Lamentablemente, tuvimos que renunciar al 'Lago de los Patos', pero al menos los pájaros tuvieron su tranquilidad. Además, el tiempo ya había avanzado y se nos avecinaba un largo y muy fangoso descenso. Al menos no fue aburrido, porque en cada paso más te veías tirado en el barro. Como se dijo, ¡vale la pena! En el camino de regreso pudimos observar a un pájaro carpintero de cabeza roja trabajando. La foto la saqué de una guía de viaje aquí, es muy raro ver a este pájaro.

Como había un clima un poco mejor, nos encontramos con mucha gente y por las huellas en el suelo no fue difícil perderse. Constantemente surgían pequeñas conversaciones, viajar solo no sería un problema en absoluto.


Frieda (25 de septiembre)

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