Publicado: 26.09.2019
Me despierto en mi acogedora y pequeña habitación en el hostal, ¡el sol brilla incluso! ¡Y tengo un hambre voraz! Dos días de senderismo ya me han dejado bastante agotado, mis pantorrillas arden. Pero el sábado lo tomamos con más calma. Después de un desayuno cómodo, visitamos los “Ojos de Carburga”. Son cascadas que fluyen hacia pozas de un azul brillante. Alrededor hay muchas plataformas de observación de madera, por lo que uno ya se siente un poco como en un parque de aventuras ;). Creo que las fotos dicen más que mi breve texto ;). De regreso a Pucón, hicimos autostop por primera vez. En la región, esto es común y como somos dos, no teníamos nada de qué preocuparnos.
Al llegar a Pucón, primero buscamos una panadería con “Berliner”, ya que el hambre persiste tenazmente. Luego continuamos en bus hacia nuestro merecido descanso. Visitamos las aguas termales “Los Pozones”. Cuatro estanques muy naturales, que fueron calentados por la actividad volcánica del subsuelo, con temperaturas de 25-50 grados. Me gustó más el estanque más frío (Agua del Luna), porque no estaba tan lleno de gente y era lo suficientemente profundo para nadar. Los otros estanques eran solo para sentarse y relajarse. Es maravilloso, con una temperatura exterior de 12 grados y un sol radiante, simplemente estar en bikini entre las montañas circundantes. Debo confesar que en el estanque más caliente solo se aguanta 3 minutos, luego uno se vuelve de un rojo intenso y tiene que refrescarse en las fuentes al lado. Pensamos que las personas que hacían eso cuando llegamos debían estar locas. Luego hicimos lo mismo ;D. El tiempo pasó volando.
Para concluir las vacaciones, fuimos a comer a un restaurante Mapuche, que es la cocina tradicional aquí. Especialmente la carne de res y cerdo a la parrilla sabe increíble y mucho más intensa que en Alemania. Además, probé el típico “Pisco Sour” de aquí, un cóctel con limón, azúcar de caña y el aguardiente que da nombre al cóctel.
Continuará…
Frieda (26 de septiembre)