Publicado: 26.03.2018
¡Hola, mis queridos!
Después de pasar la noche en una impresionante zona residencial de Queenstown y de haber estacionado de manera muy astuta en una pendiente, la misión era intentar recostarnos de nuevo de manera normal cada hora, ya que cada vez rodábamos hacia la izquierda. Después de esta noche agotadora, me di cuenta de que una cama que está en el agua (suabo para: recta) es un regalo de Dios que se debe valorar y no dar por sentado. Después de despertar a la mañana siguiente, al abrir las cortinas y salir del coche, nos dimos cuenta de que habíamos dormido en este hermoso lugar, rodeado de montañas y con una vista fantástica sobre el lago.
Luego, para comenzar la mañana de manera cómoda, mi querido compañero de viaje Jonathan me ofreció un delicioso cappuccino, que disfruté durante un relajante paseo por el encantador jardín botánico de Queenstown, mientras él hablaba de temas como el dinero, que considero sumamente molestos, irritantes, inapropiados, impertinentes e irrelevantes, razón por la cual se estableció la esencial regla de que cada vez que se mencione este tema, que no volveré a nombrar, Jonathan debe invitarme a un café de mi elección.
Después de un delicioso almuerzo indio, que disfrutamos en una alegre pradera, y un viaje de compras que terminó sin éxito en el pequeño pero encantador centro de Queenstown, dejamos con tristeza, en la impresionante caravana de Jonathan y mía, el encantador pueblo de Queenstown, que como mencioné al principio, se encuentra al pie de una cadena montañosa llamada los Alpes del Sur y a orillas de un agua cristalina, el lago Wakatipu. Durante el posterior viaje en coche de dos horas, que nos llevó a través del distrito de Otago, caracterizado por su paisaje impresionante, hicimos una parada a unos kilómetros de Queenstown, que nos condujo a una lujosa área residencial construida con edificios de madera, justo en el extremo sur del lago Wakatipu. Nuestro siguiente destino, Te Anau, lo alcanzamos alrededor de las 5 de la tarde y nos dirigimos directamente a un camping, el cual habíamos encontrado previamente a través de la grandiosa aplicación Campermate, que debería estar en el smartphone de cada mochilero, ya que esta app facilita la vida de manera integral, donde nos hemos instalado y pasaremos la noche.
Por la presente, yo, Miriam Sophie Albrecht, nacida el 01.04.1996, certifico que el texto anterior no fue escrito bajo la influencia de sustancias que alteran la conciencia, sino que fue redactado con plena conciencia, amiga.
Atentamente,
Su Miriam