Publicado: 09.03.2019
Desde el aeropuerto de Pereira, al mediodía, partimos hacia Medellín. La anticipación era grande y solo se vio un poco empañada por las grandes náuseas provocadas durante el aterrizaje. Estábamos contentos de tener suelo firme bajo nuestros pies y partimos rápidamente hacia el hotel.
Nuestro hotel es pequeño pero acogedor y está ubicado en el barrio Poblado. Una zona muy rica, influenciada por la economía y el turismo. Para relajarnos un poco, fuimos al café más cercano, el Urbania, que durante los siguientes 4 días se convertiría en nuestro café favorito.
La misma noche de nuestra llegada, exploramos las calles circundantes, incluida la calle principal, la Calle 10. Aquí la vida bulle, los restaurantes se alinean uno tras otro y numerosos vendedores ambulantes ofrecen varias trampas para turistas. Medellín es muy diferente a otras ciudades de Colombia. Hay un sistema de transporte público muy moderno con autobuses y tranvías, y la ciudad se ve muy limpia y moderna.
Comuna 13
Para nuestro primer día completo, nos organizamos a través de Facebook y WhatsApp con un habitante de Medellín que ofrece tours a pie gratuitos por el barrio de Comuna 13, para acercar a los visitantes a su hogar y cultura y mostrar cuánto ha cambiado Medellín desde ser una de las ciudades más peligrosas del mundo a convertirse en una de las más seguras.
El que solía ser el barrio más peligroso de la ciudad más peligrosa del mundo se ha convertido, tras el fin del terror de los narcos y las drogas, en la atracción turística más destacada de Medellín. Antes, aquí se libraba la guerra entre varios grupos guerrilleros de izquierda y de derecha, entre los pobres y los traficantes de drogas. Después de que una operación de cuatro días del Ejército pusiera fin a la actividad en este barrio y tras muchas muertes, empezó a desarrollarse positivamente. Con la construcción de varias escaleras mecánicas al aire libre (similares a las de Hong Kong), se mejoró el acceso a barrios muy empinados y montañosos. Las escaleras llevan a la gente hacia arriba y hacia abajo rápidamente, de forma segura y, sobre todo, gratuita. Esto permitió un mejor acceso al centro de la ciudad, facilitando el transporte de mercancías y la movilidad.
Con las escaleras llegaron también los colores: artistas de graffiti de Medellín transformaron la tristeza en un colorido mundo sociocultural. Prácticamente cada pared muestra una imagen significativa. Nuestro guía, Leandro, nos explica algunas de estas imágenes, que a menudo abordan temas de libertad, igualdad, oportunidades y la vida en Comuna 13. Conocimos a un artista, Chota, en una de las escaleras de forma fortuita. Nuestro guía, que vive en este barrio, lo conoce bien.
El barrio es, de alguna manera, ambivalente. Por un lado, los coloridos grafitis que atraen a miles de turistas del extranjero para tomar fotos, disfrutar de un ambiente especial y maravillarse ante los contrastes. Por otro lado, está aquello que lo hace tan contrastante: casas construidas con distintas partes, cuyos techos son permeables, cuyos cimientos parecen estar constantemente a punto de caer por la ladera, y la pobreza omnipresente de muchos residentes. Muchos están aprovechando el hype para ganar un poco de dinero. Así, se venden snacks y bebidas, imágenes y souvenirs, pulseras y otros recuerdos en cada metro disponible. En temporadas altas, se dice que se asemeja a una especie de grotesco Disneyland donde apenas se puede moverse debido a la multitud.
Sea como sea, la transformación de Comuna 13 es impresionante y merece una visita. Nos encontramos únicamente con personas amables y apenas podemos imaginar cómo era el lugar hace unos años.
Al final, le damos a Leandro una generosa propina por su tour de 3 horas. De regreso a casa, decidimos montar en el teleférico que conecta diversas montañas y valles de la ciudad. Es un medio de transporte público y un viaje cuesta, como todos los demás, menos de un euro. Pero se puede disfrutar de una maravillosa vista tras 20 minutos.
Día 2: Día de Museos
El segundo día está dedicado a dos museos. Paseando por varias plazas, caminamos tranquilamente por la mañana hacia la Plaza de Botero. Fernando Botero es conocido por el lector atento, ya que ya lo encontramos en Bogotá ;-) En una de las plazas se encuentra el famoso pájaro de la paz de Botero y el original destruido por un ataque terrorista.
En la plaza frente al Museo de Antioquía hay otras numerosas grandes estatuas de bronce de Botero que invitan a hacer una sesión de fotos. En el museo hay muchas de sus obras expuestas, entre ellas dos pinturas sobre la muerte del famoso narcotraficante Pablo Escobar. Mientras que conocemos a Pablo Escobar como una figura de culto que hábilmente engañaba y manipulaba a la policía y al estado para sus negocios de drogas, para Medellín él fue más bien una maldición. Si bien también donó parte de su fortuna a los más pobres y fue considerado en algún momento un Robin Hood, él también causó innumerables muertes, trajo violencia y negocios de drogas a la ciudad en una escala sin precedentes y fue responsable de mucho infortunio. La muerte de Escobar fue un punto de inflexión en la historia de la ciudad y del país.
En la tienda del museo buscamos souvenirs individuales. Además de recorrer supermercados y mercados, el curiosear en las tiendas de los museos se ha convertido en uno de nuestros imprescindibles.
A pie, luego subimos por las calurosas calles al segundo museo de hoy: Casa de la Memoria. Este museo es una especie de monumento y memorial a la pasado de la ciudad. Aquí se honra a todos los muertos y desaparecidos de Comuna 13. En las montañas de Medellín se han desenterrado varias fosas comunes y todavía hay muchas personas desaparecidas, y nadie sabe dónde están enterradas. La exposición se presenta de forma impresionante y conmovedora. También se recuerda la violencia, los asesinatos cotidianos, a los niños soldados formados por las FARC, a los paramilitares y todo el infortunio del pasado. Sin embargo, este lugar no debe ser solo un sitio de tristeza, sino también celebrar la vida (se describe en una de las primeras placas informativas en la entrada). Y así también se muestran los desarrollos actuales de esta innovadora ciudad. La visita es gratuita, para que todas las personas puedan participar.
Lomo al Trapo
El tercer día, exploramos por nuestra cuenta algunos otros barrios y disfrutamos aquí y allá del bullicio y de algún que otro café. Si tienes suerte, te sirven un café excelente, aunque gran parte de la producción de alta calidad se exporta al extranjero.
Sin embargo, al caer la tarde, nos espera un gran momento. Escuchamos de