El día comienza con otra charla de Connor. Esta vez, es sobre los insectos y sus grandes beneficios para la naturaleza. Además de polinizar plantas, que es probablemente lo más conocido, los insectos tienen muchas otras tareas importantes. Aflojan el suelo y crean bolsas de aire; algunos llevan semillas de plantas a sus nidos y las distribuyen, mientras que otros evitan que el CO2 se escape del suelo a la atmósfera. A veces, sus estructuras incluso sirven de inspiración para los arquitectos. La diversidad de insectos es un buen indicador de la salud de un ecosistema. Actualmente, tenemos aproximadamente un 75% menos de insectos que en la época preindustrial. Se necesita acción urgente, y el enfoque más sensato sería comenzar por no usar pesticidas en la agricultura. Connor explica que los pesticidas también matan a todos los insectos beneficiosos, y al evitarlos o reemplazarlos con métodos ecológicos, el suelo ganaría mejor calidad, lo que también beneficiaría a la agricultura.
Después de la charla, vamos a un mirador y allí nos encontramos con Ike-San. Él es un experto en las aguas de Sado y sus alrededores. El problema de la falta de hierro en el mar existe no solo en Sado, sino en muchos otros lugares también. Muchos organismos requieren hierro para sobrevivir, por lo que necesita ser añadido artificialmente. Usamos calentadores de manos desechables viejos con ese propósito, reduciendo el desperdicio al mismo tiempo. Los 'bolsillos calientes' contienen hierro oxidado, que mezclamos con ácido cítrico y agua para convertirlo en una forma accesible para la vida marina. Primero, tenemos que abrir individualmente todos los bolsos calientes y recolectar su contenido en un solo lugar. Llenamos las botellas hasta la mitad y luego agregamos los ingredientes restantes. El resultado es un caldo marrón que me recuerda un poco a la 'sopa' que solía cocinar en el jardín con otros seis niños. Se siente un poco extraño cuando simplemente lo vertemos en un estanque. El estanque está diseñado para recolectar agua para los arrozales. Añadimos el hierro directamente aquí porque el agua utilizada en el cultivo de arroz está contaminada con pesticidas y fertilizantes. Cuando llega al mar junto con el hierro, las algas pueden limpiarlo mejor. En el camino de regreso, paramos en una bahía donde puedes montar el famoso Tarai (una embarcación que parece un enorme barril). Manejas la embarcación con solo un remo, que sostienes en posición vertical. No tengo idea de cómo funciona, pero las ancianas allí son profesionales. Y, por supuesto, no podemos perdernos la tienda de Tayaki al final, esta vez con batata morada. c: