Publicado: 28.06.2017
Bali. Una pequeña isla con un gran nombre. Perfecto para descubrir todo en su totalidad con un 'bajo presupuesto'.
Posible, sin duda.
En el aire flota el aroma de los inciensos, mujeres y hombres están en la playa con su sarong blanco, sosteniendo sus ofrendas en las manos. Una suave brisa sopla a través de mi cabello.
Un momento sensorial.
La gente aquí vive de maneras muy diferentes. Unos son agricultores de arroz, otros trabajan en un café orgánico, algunas tienen su pequeña tienda y otros recorren las calles con su carrito de comida. Y, sin embargo, todos me reciben con una sonrisa feliz.
Bali. Una mezcla de Occidente y Oriente con su propio toque.
Así que, sin importar a dónde voy, este aroma de inciensos me acompaña, las ofrendas están en las calles, la gente sonríe amablemente y se alegra de jugar con mi bebé.
Es algo muy hermoso viajar con tu bebé. Se aprende sobre el país y la gente de una nueva manera.
Personalmente, simplemente sentía el 'impulso' de ir a Bali.
No sabía más. Simplemente me dejé llevar.
Mi tiempo aquí se convirtió en una aventura sorprendente. Con rincones y aristas.
Y aunque mis días consistían en cosas cotidianas simples, fue, sin embargo, un tiempo único y conmovedor.
Sumergido en la vida aquí.
Mi momento favorito es cuando estoy en medio de los campos de arroz, cierro los ojos y escucho el viento.
Una vez más, me ha demostrado que el mundo está lleno de belleza, diversidad, amor y oportunidades. Que la vida es un viaje interminable.