Publicado: 27.08.2022
Me desperté tarde. El sol ya había salido hace tiempo y me acomodé en mi saco de dormir en la cabaña. Después de un rato, fui al salón común y desayuné (frutos secos). Junto con la pareja de mi edad, comencé a empacar y cuando estábamos a punto de irnos, me di cuenta de que me faltaba mi chaqueta impermeable. Con prisa, me quité la mochila y busqué con la ayuda de los demás en la cabaña, pero no había rastro de mi chaqueta. Como el tiempo apremiaba, tuve que continuar sin mi chaqueta a pesar de las nubes grises.
Caminaron juntos por el pequeño camino de tierra hacia la carretera. Los otros dos iban claramente más rápido que yo, ya que llevaban menos equipaje y probablemente estaban en mejor forma que yo. Llegué a la carretera bastante jadeante y caminé hacia la parada de autobús. Cuando empezó a llover y ya casi no podía ver a los otros dos, saqué mi pulgar y tuve mucha suerte de conseguir que una dama de mediana edad me llevara. Ella me llevó a la próxima parada de autobús con un refugio, donde esperé el autobús.
Después de dos paradas, mis compañeros de camino también subieron, que ya se habían preguntado dónde estaba. El viaje en autobús hacia Kristiansund fue muy agradable y se sentía bien, por variar, no tener que usar mis piernas para moverme. Desde las islas de Fjordruta, tomamos un ferry hacia el archipiélago donde se encontraba Kristiansund. Pasamos por algunos puentes hasta que llegamos lentamente al centro de la ciudad costera. En una parada de autobús, me despedí de los otros dos y continué hasta el ayuntamiento.
En Kristiansund, paseé un poco por la pequeña y idílica ciudad, hasta que decidí buscar un lugar para dormir. Debido a las numerosas islas sobre las que se extendía la ciudad, tendría que caminar eternamente hasta encontrar un lugar tranquilo, así que decidí tomar el autobús hacia Ålesund el mismo día. Durante el viaje, pude relajarme un poco más y disfruté de los viajes en ferry a lo largo de la ruta. En Ålesund, me bajé en una parada de autobús adecuada y subí la colina que cubría toda la península de la ciudad. Allí, en la oscuridad, colgué mi hamaca y me fui a dormir.