Publicado: 30.03.2023
El parque no se llama realmente así. En primer lugar, nadie puede recordar el verdadero nombre, en segundo lugar, no se puede pronunciar y, en tercer lugar, no se puede escribir (ver punto uno).
No obstante, Heike eligió este parque nacional como su destino para el día de hoy. Después de que la última vez nos encontramos con puertas cerradas, esta vez llamamos y preguntamos si el parque estaba abierto. Para gran pesar de la familia, se confirmó que estaba abierto. También nos dijeron rápidamente que teníamos que registrarnos en la página web del parque y reservar entradas. Así que lo hicimos. Nos sorprendió descubrir que la entrada costaba ya sea 7200 pesos chilenos (aproximadamente ocho euros) o cinco dólares. Por lo tanto, decidimos pagar en dólares. Después de media hora, que fue el tiempo que tardamos en completar el formulario para cada miembro de la familia, que constaba de innumerables hojas, pudimos dirigirnos al parque. Al llegar, nos dimos cuenta de que no teníamos el número de registro que nos habían dado. Aún así, entramos en la oficina y queríamos comprar nuestras entradas. Dijimos de inmediato que no teníamos el número de registro. El hombre en la taquilla solo dijo que eso no importaba y que simplemente debíamos pagar 8000 pesos. Cuando le pregunté si podíamos pagar en dólares, como decía en la página web en la que debíamos registrarnos, él sonrió y explicó: