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Con los músicos de la ciudad en el monasterio

Publicado: 24.05.2021

En este momento, vivo como el hermano Miguel la vida de un monje. Aparte de la castidad temporal, solo la Madre Naturaleza me permite acercarme a su seno. Desde que Annina se fue al vasto mundo en el autobús, resido en mi sencilla celda, una caravana, rodeado de una enorme porción de idilio. Me despiertan temprano por la mañana tres burros, que han dejado al gallo sin trabajo. Medio dormido, tropiezo con dos pavos reales que se han enamorado de mi felpudo. Después de que el plumífero pisoteante vuela quejándose al techo del tractor, me dedico a mi meditación matutina, antes de que el resto de los músicos de la ciudad se presente ante mí. Ahí está la perra medio ciega y sorda, que a pesar de su discapacidad siempre encuentra el camino a mi morada y con su mirada de perro exige caricias. Apenas se va el perro, se acerca el gato glotón, que cierra la procesión matutina. En el abeto canta el mirlo, los ciervos galopan sobre los campos de patatas, las vacas rumian en el establo y rodeado de todos esos animales, me siento como el santo Francisco en persona. Siguiendo el credo de los benedictinos, después de la oración viene, como se sabe, el trabajo. Con mis hermanos de orden poco castos, construyo muros de piedra seca en profunda concentración, antes de volver a mi monasterio elegido. De vez en cuando, mi amigo se une a la fogata y siguiendo el lema en el vino está la verdad, nos balbuceamos sabidurías de la vida ya avanzada la noche. De regreso en la celda, el gato glotón ya ha devorado mi cervelat y yo me conformo con un trozo de pan. Mi cuerpo está alimentado y cansado – lo que queda es mi alma, que se alimenta con un libro sabio antes de que me sumerja en el sueño. A esta vida, marcada por el silencio, el trabajo físico condimentado con bocados intelectuales, podría acostumbrarme muy bien.

Mientras en la oscuridad los burros hacen ruido, los ciervos devoran tranquilamente las cosechas del campesino, duermo tan dulce como lo hacía, en su piedra, el hermano Klaus. Amén. 

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