Publicado: 25.04.2020
De vuelta en Suiza, donde aterrizé durante la crisis de Corona. Recuerdo haber leído en algún lugar, en algún momento, que el carácter chino para "crisis" está compuesto por los caracteres de "peligro" y "oportunidad". Dado que mi vida ya ha estado en un estado de excepción, en realidad me siento bastante bien en esta crisis. Hasta ahora tengo el privilegio de que mi existencia no está amenazada. Es hora de revisar nuestro plan de emigración a Canadá. Parece que soy demasiado viejo y no tengo la experiencia laboral necesaria como Manager o Supervisor para ser bienvenido como Residente Permanente. Los canadienses quieren carne fresca extranjera joven que haga grande a Canadá, y no un viejo Cervelat suizo. La vida no es justa y no me debe nada, aunque mi cuenta de karma no está tan mal. Lo que me queda son las oportunidades para afrontar esta decepción con dignidad. Mi respuesta a ello es mi maravillosa pareja y pan fresco. Como Young Professional, Annina podría conseguir una visa y yo sería su acompañante. Hasta que esto o algo más funcione, disfruto a diario del pan fresco de la panadería casi artesanal en cuarentena y hago mis ejercicios de yoga sin las amas de casa canadienses. Porque la vida no es algo que puedas crear o arruinar. Lo esencial está en otro lugar…