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Torres del Paine - o cómo aprendí a valorar la soledad de ciertas caminatas en los Alpes

Publicado: 12.01.2019

Subtítulo: El barco nos ha dejado atrás (Verena) o por qué a veces es bueno no alcanzar tu destino (Helmut)

Así que, en el año 2019, tras la globalización y el auge del turismo, hacerse con los Torres del Paine como parque nacional = naturaleza, salvajismo, paisajes vírgenes... 😏 no es tan fácil.
Helmut estuvo allí hace 30 años: rutas libres, acampada salvaje, pocas personas.
Hoy se tiene la opción: 300€/noche en uno de los hoteles sencillos en los alrededores del parque o, para los más atrevidos: 40€/noche por una plataforma en un campamento donde se puede montar la tienda. Si no se lleva consigo el equipo de camping desde hace 5 semanas en el tour por Chile, se puede 'alquilar' a precio 'asequible', además de saco de dormir, esterilla, bastones de senderismo, equipo de cocina,... en cada segunda puerta de Puerto Natales. Ropa de abrigo se lleva para Patagonia, ya que por la noche puede hacer -10 grados en la tienda. Para la gran ruta, que se puede realizar incluso en ambas direcciones (!), se necesitan alrededor de 6-8 días. Se lleva consigo también todo el suministro o, por supuesto, se puede utilizar, por un 'pequeño costo' (alrededor de 80€/día para todas las comidas) servicios del lugar. Además, en todos los campamentos hay 'kioscos', por si se ha subestimado el requerimiento calórico para 18 km/día con 18 kg a la espalda. Solo falta el WiFi gratuito a lo largo de la ruta. En mayo de cada año se liberan las reservas. Entonces el caminante de vida salvaje comprometido se sienta frente a la computadora y empieza a reservar todos los campings uno tras otro. Algunos son privados, otros estatales, así que ya nadie se aclara bien. Si uno quiere dar una vuelta de manera espontánea, también puede sacrificar un día de vacaciones y pasar todo el tiempo corriendo detrás de todos los ofrecimientos y reservando inmediatamente las capacidades que se liberan, sin saber si A, B y C realmente tienen lugares libres.
¡Qué hermoso, tal experiencia al aire libre, salvaje y libre! Y tan asequible, la vida sencilla y cercana en medio de la naturaleza salvaje del parque nacional.
Al principio queríamos eliminar los Torres de nuestra lista de cosas por hacer, pero después de que nuestro anfitrión en el Valle del Elqui (y en realidad todos los demás que conocimos) se entusiasmó tanto (me dio escalofríos la primera vez que fui, tuve que llorar, quiero volver...), pensamos que al menos deberíamos hacer excursiones de un día al parque para no ser considerados unos ignorantes de la Patagonia. Dicho y hecho y así nos unimos, junto a aproximadamente (sin exagerar, ¡hemos contado!) 5000 personas en una hermosa mañana soleada, al primer sendero, para sentir el espíritu de los Torres del Paine (las famosas formaciones rocosas en forma de torre, ver foto). En realidad, queríamos ser más listos e ir antes que los demás, pero este plan fue frustrado por nuestra continua incapacidad para entender la lógica de los mapas chilenos. Y así aprendimos durante aproximadamente 1 hora sobre los encantos de la Pampa chilena alrededor del parque nacional (Nansus, ovejas, gauchos, carabineros), hasta que finalmente llegamos, junto a todos los turistas en autobús, a una de las entradas del parque. No es que ya estuviéramos en la ruta correcta antes, pero nos dimos la vuelta por dudas... Pero, ¿quién confía en la caravana de autobuses y no piensa que encontraría un mejor y más rápido camino con un vehículo alquilado?
Así que, los Torres del Paine, unos 9 km de ida y vuelta, al menos 800 metros de desnivel, hacia arriba y luego abajo, al final muy empinado hacia arriba, uno se sorprende de cómo hay personas, en qué condición física y equipación lo logran.
El camino es realmente hermoso, o al menos lo era, antes de las 5000 personas diarias. Nosotras, que de hecho no podemos soportar multitudes (bueno, en fila para subir la montaña), adoptamos nuestro ritmo de 'correr'. De este modo, tenemos de vez en cuando un descanso de la multitud y con un amable 'Permiso' nos dejan pasar. Las formaciones rocosas al llegar arriba, con el lago azul delante y el cielo azul detrás, son realmente impresionantes. (Si puedes ignorar a los ruidosos americanos a tu lado y los drones voladores 😏). Por supuesto, encontramos nuevamente a la mitad del equipo de la embarcación. Al regresar, estábamos muy agotados. ¡A pesar del entrenamiento alpino, fue un recorrido agotador!
¡Día 2! Plan: entrada sur (llegada exacta memorizada previamente en Google este vez), barco a las 9h sobre el Lago Petrohué, luego caminata hacia el glaciar Grey. Implementación: salida a las 7h, encontramos la entrada sin problemas, solo la planificación del tiempo no fue del todo correcta. Si fue el tiempo que perdimos como al repostar (¡oh, la tapa del tanque está del otro lado!) o la pequeña charla con dos viajeros que vimos en bicicleta hacia la entrada, o la puerta cerrada hacia el embarcadero... en cualquier caso nos faltaron aproximadamente 10 segundos. Entramos (corriendo) al embarcadero y el transbordador zarpó, aunque aún nos habían visto. El siguiente: ¡en 2 horas!
Una vez que se pasó el shock y la ira (¡ahora ya no vamos!), hacemos un nuevo plan: visitar miradores en diferentes puntos del parque. ¿Y? Fue maravilloso, logramos buenos momentos: estuvimos casi solos en el Mirador de los Cuernos, vimos una impresionante avalancha sobre el glaciar, guanacos salvajes, en el Lago Grey mucho hielo glaciar azul, comimos moras salvajes (seguramente prohibidas), caminamos con y contra el viento, tuvimos tiempo para una siesta en el coche, recogimos a jóvenes uruguayas que hablaban alemán y a un bávaro (que también hablaba bastante bien alemán) en el coche... Fue realmente un hermoso segundo día en Torres del Paine!

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