Publicado: 02.06.2023
Miércoles, 31.05.2023
Hoy hay mercado en Nafplio. Puntualmente a las 8:50 estamos en la parada de autobús y con solo 6 minutos de retraso llega el autobús. Aún no hay mucho ambiente, pero el autobús se detiene en cada cafetería, comparable a que hubiera siete paradas de autobús en Römerstraße en Ettlingenweier. El conductor del autobús está exclusivamente para conducir, a bordo también está el vendedor de billetes, que primero nos hace pasar y después de un rato (el autobús se llena bastante rápido) pasa y cobra (1,60 € por persona). También es el asistente de asientos cuando se llena mucho y solo quedan asientos dispersos. Frente a nosotros se sienta un hombre delgado, que ya no es tan joven, y parece que se hace la señal de la cruz cada 2 minutos, lo que me inquieta un poco. No sé si está agradeciendo al querido Dios que el viaje hasta ahora ha sido sin accidentes. El autobús es, para mi gran alivio, relativamente nuevo y parece ser trabajo de calidad alemana. Justo antes de cada parada, en letras rojas brillantes dice: ¡El autobús se detiene!
Después de aproximadamente 25 minutos de viaje llegamos a Nafplio y nos dirigimos directamente al mercado semanal. Aquí nos espera una gran variedad de impresiones. Las mesas repletas de ropa parecen desbordarse y recuerdan mucho a Woolworth en tiempos de ventas de liquidación; además, hay un gran bullicio porque cada vendedor promociona sus productos a voz en grito. Las mesas de frutas y verduras son una verdadera explosión de color, todo se ve delicioso y así compramos fresas, naranjas y albaricoques. El vendedor de miel ha colocado sus frascos de manera astuta, para que el sol brille justo en ellos y haga que la miel luzca como oro líquido. Solo la sección de pescado me hace estremecer un poco con algunos peces y el olor aquí, por supuesto, no es muy agradable.
Después del mercado, vamos al casco antiguo y Nafplio tiene razón al ser considerada una de las ciudades más bellas de Grecia. Todo está muy bien cuidado, renovado y las callejuelas brillan claras y amigables. Apenas podemos dejar de mirar.
Al mediodía, el cielo se oscurece bastante y en la distancia se escucha un trueno. Qué apropiado que estamos justo cerca de la estación de autobuses y 10 minutos después sale un autobús hacia Tolo. El regreso es mucho más ruidoso, al parecer muchos lugareños aprovechan el día del mercado para abastecerse de alimentos. Todos están cargados con muchas bolsas y paquetes, el pasillo está lleno tanto de compras como de personas, para el vendedor de billetes casi no hay forma de pasar, pero lo toma con estoica tranquilidad. ¡Imposible en Alemania!
Por la noche, Martin cocina su famoso y querido guiso de verduras, sin el cual unas vacaciones de camping no serían unas verdaderas vacaciones de camping...