Foilsithe: 16.01.2018
Lisa y yo nos conocemos desde hace casi 15 años, durante los cuales hemos acumulado un montón de recuerdos, hemos vivido altibajos y, al final, hemos estado más el uno para el otro que nunca. Lisa siempre fue mi rayo de luz al final de la semana, es el tipo de amiga que no aparece con consejos, sino con una botella de vino en tu puerta. Es alguien que sigue estando ahí para ti, incluso cuando se siente exhausta, y que hace que cada día sea un poco más hermoso, simplemente por ser quien es, por dentro y por fuera.
Ambas éramos como hermanas o casi como la misma persona. Nos fascinaban y nos molestaban las mismas cosas, las peleas eran una palabra extranjera y rara vez estábamos en desacuerdo.
Fue un buen tiempo.
En algún momento llegó la hora de despedirse y ambas tomamos caminos diferentes. Aunque mantuvimos el contacto de manera ejemplar, vivíamos en dos mundos distintos. Ella seguía su formación, construía su entorno en casa, enfrentaba otros problemas y vivía otras experiencias. Yo estuve sentada durante 8 meses a miles de kilómetros de distancia en Australia, aprendiendo a valorar otras cosas, aprendiendo a amar la aventura, la libertad y la vida simple.
Después de tanto tiempo, nos encontramos nuevamente en Abu Dhabi y volví a casa. Poco a poco, la rutina volvió a establecerse. Nos veíamos tan a menudo como queríamos, vivimos de nuevo las mismas cosas, pero nuestra forma de ver las cosas había cambiado. Ambas habíamos cambiado.
Nuestros intereses, prioridades y actitudes ya no eran las mismas y, aunque ambas disfrutamos nuevamente de nuestro tiempo juntas, había situaciones en las que tuvimos que admitir que ya no era lo mismo que antes.
Hubo momentos en los que temí que el tiempo transcurrido hubiera sido una prueba demasiado dura para nuestra amistad. ¿Podríamos seguir teniendo una buena conversación en el futuro? ¿Podríamos seguir haciéndonos bien mutuamente?
Pero Lisa, no seríamos un equipo tan increíble si no hubiésemos superado también este obstáculo. Puede que sea muy valioso enfrentarse a la vida juntas, pero es inmensamente valioso seguir estando incondicionalmente ahí la una para la otra, incluso cuando las cosas que nos unieron están a millas de distancia y cada una sigue su propio camino, de la mano.
Tú, mi amor, no eres para nada una mochilera, me vuelves loco cuando quieres prepararte durante dos horas y no conozco a nadie que analice e interprete cada pequeño detalle como tú. También sé que nunca querrías intercambiar tu vida por la mía y que a menudo no entiendes mi perspectiva.
Y, aun así, eres más importante para mí que nunca. Sin embargo, en Lisa y Vreni nada ha cambiado. Y si pudimos escapar juntas de Bangkok, no puede venir nada más que nos detenga.
Te amo.