Publicado: 28.10.2021
Cuando el 13 de marzo de 2008 se conoció que los rehenes secuestrados en Túnez podrían haber sido trasladados a Malí, el KURIER preguntó si quería volar a Malí. Para mí no había problema, ya que había estado en la capital Bamako hace dos meses para entregar una ambulancia donada por la Cruz Roja de Groß-Enzersdorf. Por lo tanto, estaba vacunado y listo para partir de inmediato. Cuando realmente se confirmó que los rehenes estaban en Malí, volé al día siguiente a África. El viernes 14 de marzo de 2008, partí a las nueve de la mañana para la aventura "Siguiendo las huellas de Wolfgang Ebner y Andrea Kloiber" hacia Malí en África.
Desde el aeropuerto de Viena-Schwechat volé primero a París, donde, después de esperar tres horas en el aeropuerto Charles De Gaulle, abordé el vuelo a Bamako.
Era la medianoche cuando pisé por tercera vez el suelo maliense. Fui recibido por mi amigo Peter Klein, el entonces cónsul honorario de Austria en Malí, donde también me alojé inicialmente.
Pero no por mucho tiempo, porque al día siguiente tuve que prácticamente escapar, ya que estaba anunciado el embajador especial Prohaska - y era imposible que un reportero austriaco se alojara en la casa de un miembro del grupo negociador. (Continuará)