Publicado: 29.08.2019
No pensé que mi viaje ya sería una prueba para mi manejo del estrés... Viajé en tren hasta Tegel, disfruté una última vez de mi amado pan integral alemán, luego estuve eternamente en el control de embarque debido a una tormenta (y porque el aeropuerto simplemente fue construido demasiado pequeño y estrecho para las masas de pasajeros). Al menos el controlador fue tan amable de cambiar mi asiento en el vuelo largo para que no tuviera que acurrucarme con otros en la fila del medio. También me describió el camino a mi puerta en Madrid, ya que el tiempo de conexión era muy justo. Sin embargo, despegamos un poco tarde, es decir, solo tenía 15 minutos para hacer la conexión. Desafortunadamente, la terminal estaba a 25 minutos a pie por el camino de tren y había que pasar por un control de seguridad. Así que me puse las pilas y apenas logré el último llamado... Desafortunadamente, mi equipaje no pudo seguirme directamente, pero no sabía nada de esa fortuna por el momento. En cambio, me impresionó este mega gran avión con 3 filas y 3 compartimentos diferentes. A cada uno le daban almohadas y mantas. Además, cada uno tenía su propia pantalla donde podía entretenerse con (incluso películas relativamente nuevas), música o minijuegos. Incluso era posible verificar el estado del vuelo o comprar acceso a Internet. (Quizás algunos de ustedes piensen que es algo normal, pero a mí, como alguien de campo, me fascinó). El servicio también fue bastante bueno; después de mi 'Carrera Nocturna en el Aeropuerto - Edición Madrid' fui recompensada con un menú de pasta de tres platos (a las 2 de la mañana) y café (muy bueno y fuerte). Durante todo el vuelo se podían solicitar bebidas y snacks fríos y calientes, y también había desayuno. (mira las fotos para más impresiones) Mi compañero de asiento fue tan amable de cambiar conmigo para que pudiera tener un asiento junto a la ventana. En total, no me aburrí en todo el vuelo, solo que en algún momento te duele mucho el trasero, pero entonces puedes dar un paseo 'sobre las nubes'.
Al llegar a Chile, me sentí como si estuviera en una nube, porque la noche de alguna manera no fue real. Buenos Días Santiago, son las 8 de la mañana, para nosotros ya son las 13 horas. Primero, tuve que esperar eternamente en la fila para poder ingresar... Mi celular parece ser el único que no puede conectarse al wifi gratuito. Así que no puedo enviar mensajes a casa o a Valdivia. Luego me doy cuenta de que mi equipaje no llegó, genial, ahora no tengo ni una chaqueta... ¿Sabían que no se permite llevar frutas a Chile y por eso tuve que ser registrada también por los perros antinarcóticos? Además, solo se puede hacer el check-in para vuelos internos en línea, lo que sería perfecto si pudiera conectarme al wifi... Pero ahora, basta de quejas, gracias a los muy serviciales chilenos aún conseguiré mi vuelo de conexión y desde allí todo se resolverá con mi equipaje (espero). Solo que de alguna manera había imaginado el viaje de manera algo DISTINTA...
Saludos desde el aeropuerto de Santiago
Frieda (29.08.2019) (está reencontrando su centro)