Publicado: 18.11.2022
A orillas del Níger, en el corazón de Malí, se encuentra la antigua ciudad comercial de Djenné. La ciudad, con más de mil años de antigüedad, es famosa por su mercado y su mezquita. Cuando en el siglo XIII el sultán de la ciudad se convirtió al Islam, donó su palacio a los creyentes para que pudieran rendir culto a Alá en él. La mezquita actual fue construida en 1909 siguiendo el modelo de este palacio en exactamente el mismo lugar. La mayor y más hermosa construcción de barro en la zona del Sahel tiene capacidad para 3000 fieles. La noche en Djenné es cruel. Con 40 grados y una alta humedad, dormir es casi impensable. Pigmay, nuestro acompañante, es de esta región y conoce bien el lugar. A él le debo muchas buenas fotos. Me mostró las calles de la isla, construida completamente de barro. Explica las diferencias arquitectónicas, nos lleva a un techo desde donde podemos ver la mezquita y nos ofrece muchos pequeños detalles que hacen de su guía una verdadera experiencia. También me explicó por qué hay tantas colchonetas en los techos de las casas. Quien tiene poco o nada de dinero puede dormir en los techos. Puedes alquilar una colchoneta o dormir sobre mantas. Una y otra vez descubro detalles, soy acompañado por niños o me explican cómo funcionan las letrinas sin alcantarillado existente.
La mezquita, que es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, no puede ser visitada por no musulmanes. También está construida completamente de barro. Luego seguimos recorriendo la ciudad, todo huele a barro, el aire es polvoriento y los edificios irradian un calor increíble. En las calles, algunos comienzan a sentirse mareados, los olores y el bullicio no son precisamente relajantes.