Viaje Soñado ... a Barichara

Publicado: 24.02.2022

Permítanme hacer algunas observaciones geográficas previas para este artículo. Tres cordilleras de los Andes, es decir, de las cordilleras sudamericanas, atraviesan el país de norte a sur. De manera creativa, las montañas llevan los nombres de cordilleras occidental, oriental y central. Las ciudades más grandes del país se encontraban en las laderas de las montañas o en mesetas. El camino que tomé desde Bogotá (2600 m de altitud) a través de Villa de Leyva (2150 m) hasta Barichara (1280 m) discurrió por el borde occidental de la cordillera oriental de sur a norte en dirección a la costa. ¿Todo claro?!

El martes lo pasé en un autobús casi vacío que luchaba por las carreteras de montaña. Tuve mucho tiempo para observar el paisaje y soñar. Campos jugosos con ganado y granjas de montaña se alternaban con laderas boscosas. Un antiguo asentamiento minero recordaba la extracción de minerales, seguido de macizos de montañas rocosas. Detrás de cada curva se abría una nueva vista a profundos valles o a lejanos picos. Verde en una docena de tonalidades o interminables mesetas marrones. Un escenario de ensueño pasaba ante mis ojos, recliné mi asiento y disfruté de la vista, de vez en cuando me quedaba dormido.

Me impresionaron especialmente las elevaciones montañosas que brillaban azul en la bruma, las cuales se convertían sin esfuerzo en montañas de nubes que se apilaban detrás de ellas.

Después de cinco horas, cambié de autobús en la capital de la provincia, San Gil, y llegué por la tarde con una furgoneta a mi destino, el turístico Barichara. Durante la última etapa, el sol ya estaba tan bajo que teñía el paisaje con una luz rojiza. Especialmente mágicos me parecieron los árboles cubiertos de musgos.

Los musgos, también conocidos como barbas de árbol, pertenecen a los hongos y forman una simbiosis con algas verdes o azules. Los árboles cubiertos parecían encantados a la luz de la tarde.

Al llegar a Barichara, dejé que el pueblo colonial me impactara a la luz cálida de las farolas. También mi hospedaje, el Hostel Tinto, se encontraba en una antigua propiedad colonial. Allí no había desayuno ni agua caliente. - La realidad me había alcanzado de nuevo.

Para la cena, había un sándwich vegetariano en una panadería moderna que no parecía encajar en el paisaje. Por la noche, el pueblo parecía desierto.

Estuve en la cama mucho antes de la medianoche y me dormí como de costumbre. Esta mañana, al tomar café en la terraza del hostel, recibí la noticia de que había guerra en Europa. ¡Una pesadilla!

Respuesta

Colombia
Informes de viaje Colombia
#barichara#bus#kolumbien#baumbart#vogelbauer#krieg#reiseführer