Publicado: 06.02.2024
Oh hombre… nosotros como grupo de viaje realmente hacemos honor a nuestro nombre autoimpuesto de caos. Las últimas tres semanas de nuestro viaje alrededor del mundo han sido una locura absoluta. Iniciando en Bangkok, tomamos un autobús hacia Trat. El autobús tenía el máximo de incomodidad y el aire acondicionado, por supuesto, funcionaba a pleno rendimiento como en toda Tailandia. Después de 5 horas durante las cuales casi morimos de frío y nuestras nalgas amenazaban con caerse, finalmente llegamos a la estación de ferris en Trat. Al llegar, nos hicieron salir del autobús y nos apresuraron al check-in, donde nos dijeron que probablemente no habría bungalow reservado para nosotros (spoiler... sí lo había). Poco después, me di cuenta de que mi teléfono había desaparecido. Corrieron de regreso para buscarlo, pero ya no estaba. ¡Qué desastre! Nosotros y nuestro mal humor cruzamos a la isla Koh Chang en el ferry, donde un taxi nos esperaba para llevarnos a nuestro bungalow que, por cierto, sí existía. Viajamos entre la playa y la jungla por algunas de las carreteras más sinuosas y empinadas que hemos visto hasta ahora, hasta el casi punto más al sur de la isla.
Una breve verificación de datos sobre Koh Chang: La isla es una de las más grandes de Tailandia y se encuentra en la región este cerca de la frontera con Camboya. La isla entera consiste en un parque nacional, por lo que no se permiten construir casas o calles en el interior de la isla. En la isla solo hay una carretera, que no rodea toda la isla, por lo que siempre hay que dar una vuelta completa para llegar al otro lado.
Siguiendo con el texto…
Después de un buen rato, nuestro taxista nos dejó en un pequeño puente y caminamos por un camino de arena hasta nuestra alojamiento. Una vez allí, nos recibieron tan calurosamente que la molestia por mi teléfono robado comenzó a desvanecerse. Nuestro bungalow era pequeño y sencillo, sin aire acondicionado ni agua caliente… así que perfecto para nosotros. Desde el principio, nos sentimos tan cómodos con nuestros anfitriones que decidimos al instante quedarnos dos semanas en lugar de una. Bueno, ¿qué podemos decir...? Resultó ser tan bonito que al final nos quedamos tres semanas. Los locales llaman a esto la fiebre de Koh Chang y creo que tienen toda la razón. Por cierto, no recuperé mi teléfono, pero Julian el astuto había empacado un segundo teléfono que pude usar. Además, todavía tenía mi antigua tarjeta SIM ya que tuve que comprar otra para Tailandia. Por eso también tenía casi todos mis números de teléfono de vuelta. Suerte en la desgracia.
Bueno... los siguientes días y semanas pasamos la mayor parte del tiempo fumando y bebiendo en la hermosa playa o en la tan amorosamente decorada Ban Ban Bar, que pertenece a nuestro alojamiento. Conocimos a personas maravillosas como Sheryn y Picee nuestros anfitriones, a quienes comenzamos a querer más y más hasta convertirnos en amigos. Personas como Ale y Adrian, que son instructores de buceo en Koh Chang y fueron un día a hacer snorkel con nosotros. Gente como Vincent, que endulzó nuestro tiempo en la isla con su calidez y su