Publicado: 06.11.2016
El viernes, 28 de octubre de 2016, salimos por la mañana de nuestro camping en Port Douglas hacia el Daintree Rainforest. Es un parque nacional y uno de los extbf{más antiguos bosques lluviosos del mundo. Para llegar allí hay que cruzar un río, el Daintree River, en un pequeño transbordador y ya se está en medio de la selva.
Llevábamos un mapa de la región y simplemente fuimos visitando todas las atracciones en orden. Nuestra primera parada fue un mirador desde donde se podía ver maravillosamente la desembocadura del Daintree River en el océano. Luego nos dirigimos al Jindalba Boardwalk, donde pudimos caminar en un circuito a través de la selva. Fue muy bonito, aunque no particularmente largo. Después nos acomodamos en una de las mesas de picnic a la sombra y almorzamos nuestras sobras de hamburguesas. Estuvo bastante delicioso, como la noche anterior. Cuando Andi fue al baño, descubrí un Lace Monitor que salió del bosque para tomar el sol. Un Lace Monitor es un gran lagarto, similar a un dragón de Komodo, y ya habíamos visto uno en el jardín botánico. Pero aquí se podía ver mejor, e incluso se acercó a nuestra mesa de picnic. Cuando Andi volvió del baño, le mostré el lagarto y seguimos un poco su camino hasta que desapareció en el bosque. Luego juntamos nuestras cosas y nos pusimos en marcha nuevamente.
La carretera en la selva era bastante sinuosa, muy estrecha y en algunos tramos realmente empinada, por lo que había que conducir con cuidado. Y debías hacerlo, porque había letreros de advertencia por todas partes indicando que los casuarios podían cruzar la vía. Lamentablemente, no vimos ninguno en la naturaleza, pero ya habíamos leído en el parque de Hartley que muchos casuarios son atropellados en la carretera. Pronto nos dimos cuenta de por qué: los lugareños (o al menos creemos que lo son) conducen a toda velocidad. Van a 80 km/h en esas carreteras y si tú vas a 50 porque hay una curva estrecha, ellos te siguen a solo 2 metros. Es realmente una locura. Hay que decir que toda la ruta tenía un límite de 60, y en muchas curvas había un letrero que recomendaba una velocidad de 40. Además, había algunos