Publicado: 14.06.2019
Nuestro guía Martin nos recogió esta mañana en el hotel. Con el autobús se pasaron por otros hoteles y hasta el último hotel éramos un grupo de 12 personas. Nos llevaron al embarcadero y desde allí comenzó la excursión de hoy. La primera parada fue después de 20 minutos de viaje. Había un paseo de esnórquel programado para 60 minutos. Por suerte, había traído mi traje corto, ya que el agua en algunos lugares estaba bastante fría. Solo 5 personas saltaron al mar y el resto se quedó en el barco. Al principio vimos directamente dos grandes mantas que estaban durmiendo en el fondo marino. Luego sentí una picadura en los brazos y en las piernas. Los demás en el grupo también la sintieron. Había muchas medusas pequeñas en el agua. Eso fue bastante incómodo por un tiempo. Pero afortunadamente también desaparecieron.
En una laguna se podían observar grandes peces loro y luego, al lado mío, un gran tiburón apareció, mientras que cerca nadaba una foca.
Los siguientes pensamientos pasaron por mi cabeza:
- El tiburón quiere comer la foca -, pero no pudo, ya que la foca se alejaba nadando de lado.
- El tiburón quiere comerme a mí -, ya que llevaba un traje corto gris oscuro, con aletas negras -
¡SIN PÁNICO!
¿Qué puedo decir? El tiburón desapareció tranquilamente en el mar, pero la foca se había encariñado con nuestro grupo. Sobre todo con Daniela. Como ella puede aguantar la respiración durante mucho tiempo, repetidamente se sumergía con él y él nadaba a su alrededor. Se veía bastante impresionante. Casi le dio un beso a su gafas de buceo. Sí, ¡fue otra gran experiencia! Las personas que se quedaron en el barco estaban, por supuesto, tristes. Podían observarlo desde el barco, pero algunos se habían molestado por no haber saltado al agua. En el barco, pude ver primero qué huellas dejaron las pequeñas medusas en mí. Tenía ronchas rojas por todas partes. Pero no tuvo otros efectos (picazón, ardor, etc.).
Ahora nos dirigíamos a la isla “Plaza”. En esta isla, los iguanas no eran negras, sino amarillas. Me gustaron mucho más que los negros. En un acantilado, pudimos ver los nidos de varias especies de aves de cerca y algunos polluelos paseaban por el camino. Todavía estaban cubiertos de plumón, se podrían haber abrazado. Aquí había otro animal en casa: la foca, y había algunas colonias en los acantilados. Sobre todo los bebés se veían adorables. Después de una hora de caminata en la isla, regresamos al barco.
Un almuerzo ya nos estaba esperando y después de eso retornamos al embarcadero. Fue una gran excursión, con lindas experiencias y mucha información.
¿Qué puedo decir? DESAFORTUNADAMENTE mañana dejaremos las Islas Galápagos. Regresamos al continente a Ecuador. ¡PREGUNTA! ¿¿¿ALGUIEN PUEDE TRAERNOS A LITTLEFOOT AQUÍ??? Nos gustaría quedarnos aquí ;-)!
Con esto en mente, saludos soleados Anke & Daniela
PD: ¡Las fotos seguirán!