Publicado: 03.03.2022
Desde Bocas del Toro tomamos un vuelo a Ciudad de Panamá, nos estamos volviendo muy flojos en nuestra vejez. Y no teníamos ganas de escuchar por lo menos 12 horas de salsa en el autobús. Todo salió bien. Desafortunadamente llegamos un poco demasiado temprano a nuestro hotel, la habitación aún no estaba lista.
No es tan grave, descargamos el equipaje, y nos fuimos al mercado de pescado, donde comimos delicioso una vez más.
Lamentablemente, a Sascha no le cayó bien en absoluto. Se pasó un buen rato reflexionando sobre toda la situación... 3 veces... Afortunadamente, después de un tiempo y de beber agua de coco, tomar tabletas de calcio, cacahuetes y refresco (plan de rescate de electrolitos), se sintió un poco mejor, así que al menos ya no nos preocupamos si era un envenenamiento por pescado. La noche definitivamente se arruinó.
La mañana siguiente nos faltaba sueño, pero por lo demás afortunadamente nada más. Así que nos dirigimos al centro de pruebas, a hacernos la prueba de antígenos para el vuelo. A través de un contacto, el dueño de Dolphin - Hideaway ya había enviado todos los datos, y recibimos nuestro resultado de la prueba más tarde por WhatsApp. Negativo, por cierto.
El resto del tiempo lo pasamos en el casco antiguo y en la piscina, y luego nos dirigimos al aeropuerto.
El aeropuerto internacional en Panamá, por cierto, huele a fresas.