Publicado: 23.01.2019
El vuelo fue agotador, pero totalmente aceptable. Servicio super amable, excelente oferta gastronómica, ninguna demora. Solo un poco largo.
Consejo de viaje: Los tomates cherry en caja de plástico y los libros en la misma mochila no se llevan bien.
A la llegada a Auckland, nuestro equipaje ya estaba. Alivio inicial, pero se desvaneció rápidamente al intentar cargar con estas maletas monstruosas. El taxista nos dejó en la dirección incorrecta, lo que costó otro taxi. El apartamento estaba super bien situado. Algo confundidos con el tiempo, primero dormimos para recuperarnos del jet lag. Primera noche, comida tradicional en un restaurante italiano - Rigatoni. Sin fuerzas para lo desconocido.
Primer dÃa = DÃa cultural! Hacemos el paseo recomendado por el centro, con Google Maps nos orientamos, aunque el sol estaba al norte y al menos yo constantemente querÃa ir en la dirección opuesta. Caminamos por Albert Park con árboles impresionantes hacia la galería de arte y el museo. El museo fue muy bonito con un increíble arte maorÃ. Por la noche, comimos pescado neozelandés muy delicioso al estilo vietnamita.
Segundo dÃa: Vamos a recoger la furgoneta. Modelo antiguo, que no pudo mantener el espejo lateral derecho en posición a altas velocidades. Después de 30 kilómetros tuvimos que volver, cambio de coche. Recibimos al hermano menor, que también era viejo. Todo en orden excepto el frigorÃfico, que solo notamos por la tarde al llegar a Coromandel. Desde entonces, hemos estado comunicándonos extensamente con varios empleados del proveedor; el final no está a la vista.
Dado que casi todos los conductores manejan por el lado izquierdo, nos unimos a la mayoría. Carretera costera angosta y sinuosa, pero sin mar, ya que era marea baja, lo cual no estaba en la guÃa de viaje. Senda de montaña con una vista hermosa. Al llegar a Coromandel, primero comimos delicioso indio. Luego, en el camping, conseguimos el último lugar en la primera fila.
Continuará...