Publicado: 03.10.2016
El viernes 30.9.16 fue el momento de despedirse de Cartagena. Un poco retrasado, llegué en avión a Bogotá.
Cuando me dirigía hacia la salida, ya estaba buscando a alguien de la escuela de idiomas. Ya que alguien debería recogerme. Sí, la énfasis está en debería. Lamentablemente, no vino nadie, lo cual no es del todo inusual en Colombia :), así que decidí tomar un taxi. Pero sentí que había 2398569263 personas esperando un taxi. Sin embargo, no me quedó más remedio que unirme a la cola de los que esperaban. No pasaron 5 minutos cuando un hombre se acercó y me dijo que había un taxi un poco más atrás; cuando le dije que solo iría si veía el taxi, lo fue a buscar y ya tenía un taxi mientras los demás todavía esperaban.
Sí, a veces también hay que ser un poco egoísta :). Durante la hora de camino, me contó mucho sobre Bogotá, me mostró algunas cosas en el camino y, cómo no, también él trabajaba en el sector turístico. De alguna manera, todos en Colombia hacen algo relacionado con el turismo.
Mi nueva familia anfitriona es genial, una pareja con un hijo. Bueno, ahora suena como si hubiera un niño en la casa. Sin embargo, el hijo ya tiene 28 años. La independencia probablemente no es algo muy valorado allí. De todos modos, son todos muy amables, serviciales y extreeeeeeeeeemadamente agradables.
Así que mi primera impresión fue definitivamente confirmada... hasta ahora me gusta MUCHO Bogotá. Y finalmente puedo dormir de nuevo porque ya no hace 40 grados.