Publicado: 08.10.2017
Hemos decidido volar de Manaos a Salvador de Bahía, ya que el camino por tierra o por agua es muuuuy largo y nuestro viaje está llegando a su fin, y volar ahorra mucho tiempo. En Salvador, que está muy influenciada por la cultura afrobrasileña, pasaremos 2 semanas haciendo un curso de portugués y aprenderemos bastante en tan poco tiempo, ya que el idioma es bastante similar al español. Sin embargo, a veces esta similitud puede llevar a cierta confusión 😉. A pesar de que el noreste de Brasil es una de las regiones más pobres del país, Brasil se siente como el primer mundo en comparación con Colombia... esto es, por supuesto, muy subjetivo y no del todo correcto, pero aquí todo es mucho más limpio, ordenado, moderno y caro que, por ejemplo, en Colombia. Nos alojamos en el barrio de Barra, que está justo en la playa, donde también solemos pasar el tiempo después de la clase de idioma, pasear, nadar y comer cosas deliciosas como Acaraje (tortas de frijoles fritas, similares a los falafel, pero hechas de frijoles) y crepes de tapioca (¡son maravillosos!). Siempre hay mucha actividad en la playa, se toca música, se canta y se baila, se puede observar a los brasileños con cuerpo durante horas mientras disfrutas del sol y bebes Caipirinha o Caipiroska 🍹.
En Bahia, la cultura afrobrasileña está muy viva y, especialmente en Salvador, viven muchos descendientes de los esclavos africanos. Por un lado, el alma africana se refleja en la música; los tambores y la percusión son muy importantes aquí. Por otro lado, la religión Candomblé que se practica aquí también está muy presente. Es una especie de mezcla entre el catolicismo y religiones africanas. Dado que la adoración de los orixás africanos estaba prohibida, usaron a los santos católicos, escondiendo imágenes de sus orixás para poder adorarlos. Cada martes por la noche hay un gran servicio de Candomblé en una iglesia llena de gente en el centro histórico de Pelourinho, que realmente vale la pena ver. Nosotros, como no creyentes, nos pusimos la piel de gallina y nos dejaremos llevar por la música, las oraciones y los bailes para los santos negros. Después de este servicio, todos los martes se realiza un espectáculo de tambores de la escuela Olodum... Si buscas en YouTube el video “they don’t care about us” de Michael Jackson, podrás ver algunas calles del barrio de Pelourinho y a los percusionistas de Olodum 😊.
Una noche asistimos a un concierto de jazz, al aire libre, justo al lado del mar, en el museo de arte moderno, que también fue influenciado por la música brasileña, con mucha percusión, etc. Allí había un montón de jóvenes muy guapos, ¡la gente hermosa no se acaba! También nos impresionó mucho un teatro de danza que se realizó en un espacio muy pequeño. Además del samba y la capoeira, se presentaron danzas en honor a los orixás; la diosa del mar Lemanjá, que es de gran importancia en Salvador, ya que muchos pescadores viven del mar, tuvo especial dedicación en una danza. Llena de energía, alegría y acrobacias, ¡realmente recomendable! ¡Incluso David se quedó con la boca abierta y al principio no quería venir! 😉
Volvimos a visitar un mercado, un poco fuera del centro, ¡y no nos decepcionó! Empujones, caos, motocicletas y carritos, así como frutas y verduras locales como maxixi, umbu, tamarindo, coco, mango, muchas variedades de chiles, cajú (marañón con el conocido castaño de cajú)... también la yuca es muy importante aquí en la cocina, igual que en Colombia. El maíz también se consume, pero mucho menos que en Colombia o América Central, lo que dificulta mi búsqueda de alternativas sin gluten...
Desde Salvador partimos hacia Porto Seguro, en el sur de Bahia. Aquí llegaron los primeros portugueses y hoy es un pequeño pueblo turístico, donde principalmente brasileños y argentinos pasan sus vacaciones. Pasamos días tranquilos aquí, visitamos la hermosa playa de Arraial d'Ajuda y comemos nuestros últimos Acarajes, que creo no volveremos a encontrar en el resto de Brasil...
Así que hasta ahora nos gusta mucho aquí, estamos contentos de haber elegido esta ruta, ya que es una cultura y un idioma completamente diferentes que estamos conociendo. Brasil es sorprendentemente musical y vibrante, ¡y siempre hay algo que ver! Luego vamos a Río!!
Desde Manaos tomamos un avión hasta Salvador de Bahía, el centro de la cultura afrobrasileña, donde además de visitar la ciudad también haremos un pequeño curso de portugués durante 2 semanas. Asistimos a clases todas las mañanas de 9 a 12:30, así que tenemos muchas horas por delante para hacer otras cosas. El barrio donde nos alojamos se llama Barra y está muy cerca del paseo por la playa. Es un barrio tranquilo de clase media, y en la zona donde estamos se ven pocos turistas. En las playas siempre hay bastante movimiento y un ambiente animado con mucha música, bailes y buena comida!
Aquí en Bahía hay una religión que es una mezcla de catolicismo y religiones africanas llamada candomblé. Los martes se celebra una ceremonia de candomblé en la iglesia del Rosario de los Negros, a la que asistimos. Esta iglesia fue construida por y para los esclavos, que utilizaban las figuras de los santos para adorar realmente a sus dioses, los orixás, pero lo hacían de esta manera porque solo se permitía la religión católica. La ceremonia se asemeja a una ceremonia católica donde habla el cura, pero donde la música y los bailes afrobrasileños son los grandes protagonistas. Se hacen oraciones directamente a los santos y la gente lo vive muy intensamente. Aunque seas un ateo convencido, asistir a esta misa es obligatorio ;-).
La iglesia está en el barrio de Pelourinho, el centro histórico de la ciudad. Sus casas coloniales son muy llamativas, y por la tarde siempre hay algo de música en vivo que escuchar. Si buscas en YouTube el clip de Michael Jackson ‘They don’t care about us’ podrás ver algunas de las calles del barrio. Y la banda de percusión que aparece en el video, llamada Olodum, también es de aquí de Salvador, y los martes hacen un desfile gratuito por las calles de Pelourinho.
Pero no todo aquí en Salvador es samba y candomblé, también fuimos a un concierto de jazz bastante interesante y barato al lado del museo de arte moderno. En la escuela también nos recomendaron asistir al ballet folclórico de la ciudad, y fue increíble. No he asistido a muchos bailes folclóricos en mi vida, pero este debe ser uno de los que más adrenalina liberan en el mundo. Comienza un poco más suave con las representaciones de los bailes con los orixás y el baile de los pescadores, pero cuando comienzan a hacer sus movimientos de capoeira o las peleas con palos es realmente impresionante, ¡muy recomendable! Además, se trata de un teatro muy pequeño y estás muy cerca de los bailarines.
Otra cosa bastante buena aquí en Bahía es su gastronomía; incluso hay opciones vegetarianas, como el acaraje (parecido al falafel, pero de frijoles) o los beijus de tapioca (crepes de tapioca). Eso sí, los precios de las cosas en los puestos de la calle varían más que en la bolsa, y más si eres turista, así que siempre es mejor preguntar el precio antes de comprar 🙄. Pero aquí lo tradicional es comer cosas con pescado o camarón, ya que la pesca siempre ha sido muy importante en Salvador. Incluso tienen un pequeño monumento y muchas pinturas en la calle de la orixá del agua Lemanjá.
Otro día fuimos con la escuela a la feria de São Joaquim, donde pudimos ver un auténtico mercado de Salvador. No es un lugar para ir todos los días, ya que hay muchísima gente, carros y motos por todas partes y puede ser un poco estresante, pero aquí es posible ver muchas frutas y verduras locales, como maxixi, tamarindo, umbu... ¡muchísimos tipos de chiles, etc!
Después de Salvador, vamos a Porto Seguro, el primer asentamiento portugués en Brasil. Es un pequeño pueblo turístico con playas bastante agradables. Lo bueno es que es un turismo con gente brasileña, y eso te hace sentir bastante mejor que cuando solo ves a extranjeros 🙃. Y desde aquí tomaremos un autobús que nos llevará hasta Río de Janeiro!!