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Acuario Oceánico de Shanghái

Publicado: 15.07.2018

Sábado, 14.07.2018

El amigo de Philipp, Oscar, está de cumpleaños. Ambos se conocen desde Alemania. Oscar y sus padres viven en Heidenheim, a solo unas casas de la nuestra. Fueron juntos al jardín de infancia y mantuvieron a sus madres en movimiento. El papá de Oscar también trabaja en Voith, pero en 'Turbo' y por eso en Shanghái y no en Kunshan. Oscar deseaba que su amigo Philipp viniera y no importaba lo que hicieran. Dado que las temperaturas en este momento oscilan entre 22 y 25 grados Celsius y solo por la noche, decidimos por una actividad en interiores con aire acondicionado, el 'Acuario Oceánico de Shanghái'.


Fiel al lema chino de que si es bueno, debe ser abundante y ruidoso, la 'cola' frente a la taquilla ya se veía como una prueba de paciencia. En la entrada, se forman tres filas en una 'unificación' para hacer aquí la primera foto familiar con un fondo marino artificial, que luego se puede adquirir. Luego, se sube por una escalera mecánica al segundo piso (equivalente al segundo piso chino). Aquí comienzan los acuarios. Los chicos originalmente fueron motivados a venir aquí porque hay 'tiburones bebé' para ver. Así que, ¿dónde están los tiburones, papá? El acuario se extiende por tres pisos. La exhibición comienza, por supuesto, con los ejemplares menos espectaculares. El primer punto destacado es un túnel por el que se camina en el mundo submarino.


Lamentablemente, mis conocimientos sobre especies de peces son mínimos, y así que apenas podía diferenciar entre rayas y no rayas, pero fue impresionante de todos modos.




Después del túnel, descender en una espectacular escalera mecánica a un piso inferior.


Este acceso está custodiado por un cocodrilo que precisamente estaba tomando una siesta.


El siguiente piso se muestra en su lado helado y afilado. Hay un pez sierra


y los 'pingüinos de Shanghái'.



Lo más impresionante en este piso para mí fueron, sin embargo, las medusas. Criaturas increíblemente coloridas como de otro planeta que irradian calma y elegancia.




Descendimos un piso más y entramos en la fase final. En este sótano se extiende un túnel de 80 m con una cinta transportadora.


Pasando junto a tortugas y morenas, finalmente llegamos a los tiburones.


De nuevo, se navega, como un buzo, a través del mundo submarino. Mantarrayas gigantes y tiburones nadan a izquierda y derecha y sobre nosotros.




Muy impresionante y recompensando el estrés inicial.

El día concluyó con una buena porción de 'Jiāozi' (empanadillas chinas). Una vez más, un día lleno de experiencias y hermoso en China.

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