Publicado: 04.02.2022
En la mañana temprano empaqué las últimas cosas, preparé mi habitación para la nueva residente, y ya estaba en el tranvía 9 despidiéndome de la casa compartida. Realmente no me siento como si fuera real en este momento, pero estoy un poco nostálgico, aunque a la vez increíblemente tranquilo y en calma, y lleno de emoción. Mi mamá vino conmigo al aeropuerto donde más tarde conocimos a mi nueva compañera de casa, María. Por supuesto, la seguridad me detuvo porque tenía una navaja en el equipaje de mano (después de todo, ya sabía que no era correcto, ¿verdad?); sin embargo, todo salió perfectamente bien. Al llegar a Helsinki, tomamos el tren hasta Jyväskylä donde nos esperaban nuestra amiga Suvi. Déjame decirte, arrastrar maletas sobre la nieve fue un entrenamiento tan intenso que al principio solo llevaba un suéter. Había muchísimo nieve y era frío. Al llegar a nuestro alojamiento en la residencia de estudiantes, desafortunadamente olvidé dejar las llaves atrás. Así que no tenía cama la primera noche, pero afortunadamente María también es muy comprensiva y hasta trajo algo de México. Pasamos la primera noche juntas en su cama de 90 y me quedé dormido con una sonrisa.