Publicado: 06.09.2022
Después de haber sobrevivido a la tormenta en la tienda, se suponía que debía reintegrarse el silencio nocturno, pero estaba muy lejos de ser así: una linterna que se encendía y apagaba cada 30 segundos, y que estaba situada justo al lado de nuestra tienda no opaca, comenzó a hacerse mucho más presente a medida que oscurecía.
Un poco nos sentíamos recordados a métodos de tortura. El campamento era muy espartano, pero había compañeros de habitación aquí y allá.
Pero en algún momento el sueño nos venció (¿se puede decir eso hoy en día? ¿Angelika también fue 'vencida' por el sueño?) - estimado lector, por supuesto tiene el derecho de no querer continuar leyendo - tampoco en los siguientes textos voy a usar lenguaje inclusivo ni eliminar el masculino genérico.
Eso por un lado.
Así que desmontamos la tienda, preparamos la primera pausa y por fin partimos. El Palacio de Fontainebleau estaba primero en la lista. Aquí vivieron y trabajaron los reyes y emperadores franceses hasta Napoleón III, quien tuvo que abdicar aquí en 1814; así lo habían estipulado los vencedores unidos.
Las instalaciones son enormes y hermosas, los edificios no son menos enormes. No obstante, la cantidad de chimeneas sugiere que no hay calefacción central instalada. Si lo entendí bien, el actual jefe de los franceses también recibe a huéspedes de estado en Fontainebleau. Sin embargo, deberían venir en coche, ya que andar en bicicleta en el terreno no está permitido...
Luego atravesamos el bosque y después pasamos por enormes altiplanos que se utilizan para la agricultura, donde ningún árbol podría resistir los fuertes vientos.
Se siguieron enormes áreas boscosas en el camino hacia el Loira, que alcanzamos en Jargeau recientemente.
Alojamiento en el 'caballo blanco' o 'cheval blanc'.