Publicado: 06.11.2016
Hoy hemos conducido los últimos kilómetros hacia Gisborne y hemos atravesado un paisaje gigantesco. Todo era verde y había ovejas, vacas y caballos por todas partes. Prados y pastizales, hasta donde alcanza la vista. Un contraste bastante notable, si uno está acostumbrado a ver siempre el mar.
Pero todo aquí es hermoso a su manera.
Llegada a Gisborne: se tiene la sensación de que todo ocurre en una sola calle, ya que la carretera principal atraviesa toda la ciudad y casi todas las tiendas y negocios se encuentran aquí. Rápidamente compramos algo de comer y seguimos hacia un camping, para ducharnos y prepararnos para el día de mañana, ya que íbamos al motel.