Publicado: 16.07.2016
Hola a todos,
ahora ya hemos estado de viaje durante unos días y es hora de que nos hagan oír. Antes que nada: ¡estamos muy bien!
Después de nuestra pequeña gira por Alemania, partimos hacia Las Vegas el 5 de julio. Después de un largo vuelo con escalas en Montreal, aterrizamos puntualmente al despertar de la ciudad, aunque nosotros estábamos muertos de cansancio. Pasamos los dos días en Vegas recuperándonos durante el día e intentando adaptarnos a la diferencia horaria (y viendo un poco de la Eurocopa, aunque eso ya se ha vuelto un tema antiguo). Durante el día es simplemente un hueco triste y demasiado caliente en Nevada. Las noches, en cambio, son mucho más coloridas, ruidosas, locas, llamativas y deslumbrantes de lo que uno podría imaginar. Elvis vive, lo encontramos en su Cadillac en un semáforo en rojo, seguramente camino a la próxima boda. En cada esquina hay capillas de bodas donde, en un arranque de locura y con música suave de fondo, puedes decir 'sí, quiero' al son de 'Love me tender' para mantener al abogado de divorcios ocupado una calle más adelante. Esa es una de las muchas cosas que definen a Las Vegas. Hay tantas personas locas y, en realidad, no hay nada que no existe. La mayor parte del tiempo se pasa en Fremont Street o en el Strip, tomando un trago aquí y allá o jugando un poco a la ruleta (...desafortunadamente, más bien sin éxito). Para ser sincero, después de dos noches ya es suficiente, así que estábamos bastante contentos cuando pudimos recoger nuestro auto y dejar la ciudad.
Y de verdad hemos conseguido un coche genial llamado Hookah :-) pero eso lo contaré más adelante en detalle...