Publicado: 08.06.2024
Hoy evidentemente está teniendo lugar el verano de 2024. 25 grados, sol, pero con un ligero y variable viento del este - el westfaliano siempre encuentra algo de qué quejarse.
Por eso, es bastante plano, campos de cereales interminables nos acompañan.
Breslavia es una ciudad muy hermosa y, al igual que Liegnitz, tiene una muy buena infraestructura para ciclistas a lo largo de las calles principales (por cierto, olvidé mencionarlo en la letra pequeña, en este blog no hay asteriscos de género ni otros desvaríos lingüísticos; si esto no te gusta, querido lector, tendrás que convivir con ello si decides seguir leyendo :-) )
El casco antiguo tiene un encanto maravilloso y está vivo. Turistas de todo el mundo están aquí. La catedral y otros edificios forman parte del patrimonio mundial.
Y el mundo es, como se sabe, pequeño: en Breslavia nos encontramos con un antiguo compañero de trabajo (y ahora jubilado).
Cada ciudad aquí tiene en la antigua tradición socialista sus satélites con edificios de gran altura. Tras la reunificación, muchos de ellos fueron renovados y embellecidos con color. En el socialismo realmente existente, el gris era la norma. El contrato de arrendamiento, a pesar de los rumores en contrario, no se llamaba 'contrato de panel'.
Una frase de una hermana en el este de Berlín poco después de la reunificación me viene a la mente: 'Mire estas casas, cómo están de deterioradas - así es como el gobierno también trató a las personas!'
Hemos hecho nuestra parada a 30 km de aquí en Olawa (Ohlau) en el antiguo Josephs-Stift y ahora hotel. Para los aficionados al fútbol, esta ciudad es seguramente conocida, ya que Moto-Jelzc Olawa juega en la 2.ª liga polaca (Oeste).