Publicado: 08.07.2019
Aquí hay dos opciones: un parque de atracciones con juegos y la auténtica safari-tour. Comenzamos a eso de las diez en el parque. Casi desierto, pudimos, sobre todo los niños, disfrutar de varias atracciones sin hacer cola. Paseo en jeep, carrusel, tobogán gigante, autos de choque. ¡Perfecto! Mamá incluso se animó a la montaña rusa. Pero luego se dio cuenta de que no era una buena idea. Sufrió el trayecto gritando con los ojos cerrados.
Después de un paseo en trenecito y de comer algo, comenzamos la safari-tour. Nosotros en nuestro auto, la familia Sonntag en un autobús. Imaginen algo así como un mega embotellamiento, donde de vez en cuando se ven algunos animales. Desde las filas de atrás solo se oían quejas o la gente se quedaba dormida de aburrimiento. Interesante fue de nuevo la parte de los depredadores. Los niños también se animaron otra vez. Philip pudo conducir en las piernas de papá. Luego pasamos junto a leones y rinocerontes, que se acercaron peligrosamente al querido auto de papá. Sin responsabilidad por parte del parque, así que hubiéramos tenido mala suerte.
En general, es una pena que tantas personas simplemente no sigan las reglas. Conducir por el lado derecho de la vía del autobús, no cerrar las ventanas y alimentar a los animales. No me habría sorprendido que incluso en el recinto de los leones, un loco con un palo para selfies hubiera saltado... Además, no es necesario que cientos de coches apestosos sean atravesados allí a diario. El parque podría encontrar una solución más sostenible para esto.