Publicado: 08.05.2023
Y así fue como llegamos a la segunda excursión: al Parque Nacional de Connemara. Este paisaje también tiene un atractivo mágico, especialmente por una canción francesa, razón por la cual es un destino soñado para los franceses. Un mundo de montañas solitarias, aún más ovejas que en otros lugares y nubes densas. Así es, probablemente, el verano irlandés tal como debe vivirse.
Sobre las montañas aquí, las nubes se mueven a una velocidad vertiginosa. Las ovejas andan alocadas, una pequeña casi fue atropellada. Con el dron me divertí tanto aquí que apenas se puede imaginar. Estuve completamente solo en este lugar, volé con el dron, por ejemplo, sobre la Abadía de Kylemore, que tristemente también estaba cerrada en ese momento.
Debido a esto, me ví algo apurado en el parque nacional, así que tomé el camino de regreso a Clifden, donde me esperaba la Clifden Sky Road, desde donde se podían contemplar los pequeños archipiélagos.
Para terminar, realicé un solitario paseo a lo largo de la playa. Y esta playa tenía su encanto, pues era una playa de arena blanca con el agua más clara que he visto jamás. Al final del paseo, me encontré un poco perdido, ya que estaba en medio de una propiedad y no lograba salir. Las vacas me observaban mientras buscaba un camino a través de la hierba y luego volvimos al camino hacia Galway. Desde allí tomé el último autobús de regreso a Cork y así terminó mi viaje aquí.