Publicado: 29.09.2017
Quien haya leído atentamente mi último artículo probablemente se haya dado cuenta de que los he engañado con un día de reporte. Porque un día no estuve en Buenos Aires, sino en el Delta del Tigre. Allí se cruzan más de 30 ríos en el Río Uruguay. Pero vayamos desde el principio. Después de muchas impresiones de la ciudad, el ojo y el alma necesitan entre medio algunas impresiones más tranquilas.
El paseo de un día allí, por cierto, también es económico y rápido, además de ser fácil de planear de manera espontánea. Se toma el metro hasta la estación Retiro, que ya de por sí es bastante impresionante.
Una vez en el Delta del Tigre, uno se siente un poco como si estuviera en los canales holandeses. Puedes hacer un recorrido en barco, que puede durar entre una a dos horas, o puedes continuar a pie. Por supuesto, seguimos a pie. ¡Robert aún tenía que recuperarse un poco! Un poco de schadenfreude! Al alejarse de las multitudes, las calles se vuelven tranquilas y soñadoras. En el agua, al contrario de los canales holandeses, no es tan tranquilo y relajado. Aquí pasan motos de agua y lanchas rápidas junto a los barcos de excursión que navegan a buen ritmo.