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28.01.2017

Publicado: 15.02.2017

Esta vez partimos muy temprano hacia el aeropuerto a través de Richmond y Clapham Junction. Llegamos poco después de las 9. Lauri se ve genial, lleva mi chaqueta. En la sala de embarque nos besamos para despedirnos. El último abrazo es hermoso y terrible al mismo tiempo, porque me doy cuenta de cuánto tiempo pasaré sin verla. Con el corazón pesado, la dejo ir y necesito un momento para recomponerme. En algún momento, me consigo un Meal Deal una vez más y luego paso por la seguridad mejor organizada que he visto en mi vida, en dirección a la puerta de embarque. Me cuesta subirme al avión. Después de algunos episodios de series, un azafato muy amable se ocupa de mí porque me siento algo mareado y con náuseas. Después de una película y un té de la tarde, aterrizamos y le pregunto a Ben y Molly, en la fila delante de mí, si queremos compartir un taxi. Pero primero pasa el control de entrada, la entrega de equipaje y el control de maletas. Tengo que volver a correr porque ya había despegado la etiqueta de mi maleta, afortunadamente todavía está en el suelo frente a la cinta de equipaje. El cajero automático solo acepta mi tarjeta, así que tenemos que hacer cola en las interminables filas de las casas de cambio. Luego finalmente vamos en taxi: previamente negociamos 25 CUC, pero en el taxi son 40, y finalmente acordamos 30. El estilo de conducción cubano es una mezcla de conducción agresiva y consciente, de alguna manera muy temperamental y caprichoso, pero tranquilo y sereno. Nos abrimos paso entre enormes coches antiguos y autos en mal estado de años recientes hacia el casco antiguo. Poco a poco se hace de noche y la ciudad me parece casi un poco inquietante. En la casa privada de Ben y Molly, decido, en contra de mi plan original de buscar varios albergues, pedir una habitación. Poco después, un muy amable cubano y su esposa vienen a recogerme. Cuando digo que vengo de Alemania, mencionan las palabras Múnich, Berlín, Merkel. Me alojo en una casa correspondiente tres bloques más adelante. En un apartamento grande con dos habitaciones de huéspedes, una enorme sala de estar y una hermosa terraza. En una cama grande, intento conciliar el sueño un poco solo y pensativo.

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