Publicado: 18.10.2018
Ayer tuvimos un perseguidor no deseado. Nos sorprendió de nuevo con su frialdad. La nieve.
Por la mañana pensábamos que habíamos logrado escapar de él. Pero al llegar al Bryce Canyon, nos dimos cuenta de que estábamos equivocados. Nieve, barro y frío. A pesar de todo, la vista nos impresionó mucho.
Luego fue tiempo de salir a la carretera. También ayer tuvimos un largo viaje por delante. En total, 7 horas subiendo y bajando montañas. Los caminos en el Death Valley son muy difíciles de acostumbrarse. Una montaña rusa no se compara. A veces, las colinas son tan empinadas que solo ves el tráfico en sentido contrario o el camino que sigue en el último momento. Pero aquí también hay una naturaleza preciosa. Y vimos zorros del desierto. Criaturas adorables con orejas enormes.
Cuando llegamos al motel, ya estaba oscuro. Así que decidimos sentarnos frente a nuestra habitación a cenar. ¿Y lo mejor de todo? ¡El cielo estrellado! Nunca habíamos visto tantas luces en el cielo. Y ahora seguimos disfrutándolo.