Publicado: 28.02.2019
Hoy comencé a las 7:30 am. Teníamos que conducir 2 horas hasta el establo de caballos en Jeffreys Bay. En Suiza, esto sería una excursión de un día, aquí se hace simplemente como una actividad intermedia. Sarah ya tiene mucha experiencia montando a caballo, yo no tengo ninguna. Así que estábamos emocionados de ver cómo sería el recorrido. Al llegar, tuvimos que tomar un casco y ya estábamos montados en el caballo. Le dije al instructor que era principiante y él me dio las riendas y solo comentó: «Ah okei… this way right, this way left and go». ¡Así de rápido se aprende a montar en Sudáfrica! ¡El paseo a caballo fue maravilloso! Primero pasamos por caminos rocosos en un enorme campo, luego se volvió cada vez más arenoso y lentamente nos dirigimos hacia la playa. Para llegar a la playa, debíamos subir una duna de arena muy empinada. Nuestro guía no hablaba muy bien inglés y solo dijo que debíamos sostenernos del pelo del caballo, inclinarnos hacia adelante y si el caballo dejaba de avanzar, darle varias patadas en las costillas. Me tocó un caballo viejo y más bien lento (para principiantes) y fui la primera en subir la duna. Por supuesto, se detuvo a mitad de camino y quería volver, ya que no tenía ganas de subir ese camino tan duro. Para que no me cayera con el caballo cuesta abajo, nuestro guía intentó empujar mi caballo desde abajo, pero no funcionó. Ahí me di cuenta de que tal vez habría sido mejor tener algo de experiencia montando. Después de otro intento, lo logré y el caballo, que por cierto se llamaba Ross, llegó arriba con un fuerte resoplido. Luego montamos sobre blancas dunas y alrededor de 8 km a lo largo de una playa desierta. Al final sentí las 3 horas en el caballo... ¡nunca me había dolido tanto el trasero!
Después de 2 horas de viaje de regreso, fuimos un poco a la playa y luego a la nueva casa de Paul y Steph para cenar. La nueva casa es hermosa, pero muy pequeña. Todos sus muebles están en un contenedor, ya que el apartamento ya está completamente amueblado. Es habitual en Steph y Paul comer frente al televisor. También es habitual que Steph cocine y Paul se relaje frente al televisor. Después de cenar, vimos una película juntos y charlamos un poco, todo muy relajado y familiar. Mi habitación mide unos 24m2 y tiene dos camas. Quizás en la segunda cama llegue otro voluntario. Justo cuando iba a acostarme, Paul dijo que tenía que regular el tráfico debido a una manifestación y que debía acompañarlo. Así que fuimos con chanclas y él con una pequeña linterna a una gran intersección en las afueras de la ciudad. Allí, unos tres hombres dirigían enormes camiones y autobuses que venían a toda velocidad, a unos 70 km/h, solo con chalecos reflectantes y pequeñas linternas. En Sudáfrica, ¡ningún problema!