Publicado: 10.05.2024
Después de 7 meses dentro y más de 5000 km por India, nuestro tiempo en este país loco, hermoso, desafiante y diverso ha llegado a su fin.
Después de pedalear hacia el norte a través del arenoso Rajasthan en marzo, y haber tocado Haryana con su excelente gastronomía para luego atravesar un breve tramo de Punjab, donde hemos absorbido su fértil vegetación y la hospitalidad de su gente, llegamos en abril a las montañas de Himachal Pradesh.
Pedaleamos a paso lento por las colinas del medio Himalaya para ver a Su Santidad el Dalai Lama en McLeodganj, hacer un poco de senderismo y finalmente volver a descender para pasar nuestra última estancia prolongada en este país en Rishikesh/Uttarakhand, a orillas del sagrado río Ganges, y recibir la visita de la prima Deepa.
Como siempre, cuando estamos a punto de cruzar una frontera, nos sentimos un poco entre dos mundos. La nostalgia se mezcla con la anticipación y la emoción. Reflexionamos sobre lo pasado y planificamos lo que está por venir.
Hay tantas historias por contar. Sobre lo vivido, sobre los encuentros cortos o a veces más largos en el camino. Sobre lo que es observable y asombroso al pasar. Sin embargo, esta vez, las palabras faltan...
Ahora queda dar gracias. ¡Gracias, India!
Con toda tu imperfección, que no tratas de ocultar, al final de este tiempo contigo, recordaremos tu belleza.
Gracias por mostrarnos una nueva cara. Gracias por cuidarnos tan bien. Gracias por sorprendernos de cuán fácil es pedalear por tus caminos, a través de tu tráfico y tu paisaje.
El cliché del ruido bullicioso de incontables medios de transporte se ha hecho realidad solo en las últimas semanas. Incluso las bocinas parecen resonar más fuerte en el norte.
Gracias a las indias* e indios*! Ha sido un placer encontrar a tantas personas diversas, con diferentes religiones y de distintas clases sociales, y hasta el último día sentirnos sinceramente bienvenidos.
Las muchas observaciones conducen a una comprensión un poco más profunda de una cultura que es muy compleja.
Al mismo tiempo, muchas cosas permanecen sin entender y nos dejan pensativos y curiosos.
¡Y gracias, querida Deepa! Por tu tiempo, tu paciencia, tu apoyo - ¡por ser familia!