Publicado: 26.01.2018
En los autobuses públicos siempre suben personas que venden bebidas, galletas caseras o comidas completas. El conductor recibe un paquete gratis. A cambio, pueden viajar un tramo y ofrecer sus cosas. A veces, alguien se para en medio del autobús y recita en voz alta un texto. Siempre se trata de recaudar dinero en nombre del Señor para un propósito religioso. Una vez fue un joven con sombrero de vaquero y botas, que además cantó. Vendió sus CD's grabados por él mismo, de cuyos ingresos quiere financiar un proyecto social. Al menos, eso dice. Hoy alguien ofreció unos analgésicos a cambio de una donación. Y como un gag especial de promoción, también hubo una estampita de un santo como extra.
Mi primera impresión de Costa Rica es: más tranquila, más limpia, menos destruida. Hablando de destrucción: me están cayendo los ojos. Lo siento...