Publicado: 24.11.2017
Hoy es el día de padres en el proyecto. Por eso (y porque los profesores están en una formación) no hay clases por la tarde. Maggie y yo nos ofrecimos como voluntarios para supervisar a los niños entre las 11:30 y las 13:00 horas. Los niños todavía pueden almorzar, pero luego todos deben irse, porque se espera a los padres. Como escuché más tarde, 75 padres, en su mayoría mamás, de un total de 220 niños, asistieron. Me parece increíble para un barrio como Pantanal. Eso habla bien del proyecto, pero por supuesto también de los padres.
Sí, y después tuve que ir a comprar para el plato típico alemán. En realidad, había decidido usar carne molida o albóndigas como guarnición. ¡Pero luego justo había chuletas de Kasseler en el supermercado! Compré zanahorias, papas y una cebolla en el mercado. Si no hubiera estado tan ocupado cuidando de mi pequeño triciclo rosa y mi mochila, habría tomado fotos. Aquí se vende lo que da el jardín propio. Algunas personas tienen solo una pequeña mesa, otras un verdadero puesto. La mercancía deja mucho que desear en cuanto a norma de curvatura Euronorm y diámetro estándar. Las zanahorias, por ejemplo, son nudosas y algunas están agrietadas. Es divertido pasear por los estrechos pasillos. Hay muchas frutas y verduras desconocidas. Y entre ellas, todo tipo de cosas: ropa, artículos para el hogar, especias, etc.
Al cocinar, primero empecé a sudar bastante. No había un cuchillo afilado en el cajón, y no pude manejar tampoco el antiguo pelador, ni siquiera con la ayuda de la hija de la casa. El truco era usarlo al revés, aunque tampoco logré hacerlo. Katia se hizo cargo de eso por mí. Para ella parecía muy fácil. Luego, de repente, apareció (¿del dormitorio?) un gran cuchillo afilado. Menos mal. Cortar cuatro kilos de verduras con un cuchillo pequeño y desafilado en cubos de 1x1 cm...
De la mitad de mis delicias culinarias, dejé a la familia para la cena. Estoy emocionado por saber qué dirán al respecto mañana.
Nuestra reunión tuvo lugar en la casa de Keeley. Una antigua casa colonial típica, bellamente renovada. Para enamorarse. Solo faltaba el pavo para la suerte del Día de Acción de Gracias.
Foto 1: en la casa de Keeley
Foto 2: la casa de Marianna.
Mariana está en la clase de los “Gatos”. Los viernes, cuando no hay clases, la veo regularmente frente a su casa. Ella está junto a una parrilla simple y vende algo... algo a la parrilla. Hoy tomé una foto, sin Marianna. Un hermoso contraste.