Publicado: 22.11.2018
¡Dios mío, ha llovido muchísimo! Hemos llegado aquí a Koh Samui con viento y mal tiempo. Hubo rayos y truenos. Al llegar al puerto, primero tuvimos que buscar alojamiento en Internet. Cabaña en la playa, mi viejo sueño. De hecho, hemos encontrado algo. El taxi, una vez más, carísimo, lo que ha afectado nuestro ánimo. Arribamos bajo una lluvia torrencial. La cabaña es muy sencilla, justo al lado del mar. El cielo negro como la noche. Nos sentamos en nuestra cabaña realmente muy simple, el ánimo por los suelos, nuestro equipaje empapado, todo húmedo, incluso la ropa de cama. Huele fuertemente a las bolas de naftalina que amablemente nos pusieron por culpa de las plagas.
Al llegar a la recepción, me llama la atención un botón con un número de emergencia por mordedura de serpiente. Me siento algo inquieto, cada palo se convierte en un susto.
Al día siguiente sigue lloviendo. Bueno, al menos podemos leer.
Pero entonces el cielo se despeja, el mar brilla en todos los colores, el viento sopla, las olas invitan a bañarse. El ánimo se eleva, ya no hace tanto calor insoportable. Aquí quiero quedarme, así me lo había imaginado. Es tan hermoso que quiero estar aquí hasta mi cumpleaños.
Hoy me metí al mar nada más despertarme. No hay ni un alma a la vista. Solo hay unos pocos turistas aquí, el lugar está casi vacío. Pagamos 8€ por persona por la cabaña, todo se mantiene bonito a diario.
Les saludamos desde el paraíso
Karin y Heinz