Publicado: 18.08.2019
En nuestro camino, tras cada curva aparecía un nuevo y bello paisaje. No podíamos dejar de maravillarnos. En las montañas solo hacía 9 grados. Pero no nos importó y encontramos un pequeño aparcamiento justo al lado de la carretera con una vista indescriptible del lago Prestesteinsvatnet y el glaciar que se encontraba detrás de él.
Por la noche encendimos la calefacción y disfrutamos de la vista mientras aún había luz.
¡Simplemente miren las imágenes, ellas dicen más que mil palabras!