Publicado: 09.07.2018
9.7.18 El segundo día, después de la llegada de ayer, es ahora el primer día de caminata... y tuvo su dificultad. Lo que más me ha llamado la atención como diferencia es que apenas se encuentran otros peregrinos.
En 2015 caminé 600 km en el Camino Francés sin ampollas en los pies, hoy fui de Santander a Queveda, 31,5 km de puro asfalto y, por lo general, no tan bonito paisaje. Ahora tengo mi primera ampolla en el Camino de Santiago y además una más grande (******). El comienzo en Santander no fue tan emocionante, atravesando la ciudad, era muy ruidoso y había muchos coches. En algún momento mejoró un poco, pero lo que no mejoró fue el suelo. Además de una enorme fábrica de productos químicos, había varios animales para ver, desde pequeñas salamandras, hasta vacas, caballos, gatos e incluso alguna cabra, el mar estaba a la vista por un breve momento. Con el calor, eso habría sido un buen alivio.
En el camino de hoy, a diferencia del Camino Francés, había muy pocos peregrinos. Conocí a una pareja de Austria hoy y caminamos juntos. Me llamaron la atención al principio sobre toda la ropa que colgaba en su mochila secándose en varias direcciones... me contaron sobre la ruta anterior y que a menudo apenas habían visto a otros. Sin embargo, esto cambiará abruptamente al final :(
Mi español es suficiente apenas para sobrevivir... puedo pedir una tortilla de patatas y un radler/panaché, aunque esto último no salió bien hoy. En el camino hubo un tramo (prohibido) que debía haber conducido sobre un puente ferroviario justo al lado de las vías, en lugar de evitarlo dando un rodeo, tomamos un tren 1.7 km... quizás retrospectivamente, la opción más razonable.
Hacia el final, todo se prolongó mucho, los pies dolían, el agua era cada vez menos y el hambre crecía. Un restaurante y un supermercado llegaron en el momento justo...
Continuamos alrededor de 1,5 horas más en el camino duro hasta la tan deseada albergue... por fin fuera de los zapatos, ducharme y tomar algo frío... 28-34 grados realmente agotan las fuerzas, además el lobo se iba haciendo más grande...
Junto a la albergue había un campamento con una piscina, sin embargo, nadie de nosotros se animó a saltar, así que nos quedamos jugando una ronda de UNO mientras tomábamos un radler. Se unió a nosotros otro peregrino de Alemania, así que tuvimos una agradable compañía hasta la noche...
Eso es todo por hoy, mañana continúa... hasta luego...
Charlie, Quack y Nuestro Charly
Ps: aquí algunas impresiones del día en forma de imágenes...