Publicado: 17.03.2023
Para nuestros últimos días en la costa del Pacífico de Ecuador, reservamos una cabaña en los árboles en Puerto López. El verdadero lugar turístico y de fiesta en Ecuador es Montañita, que se encuentra un poco más al sur que Puerto López. Sin embargo, ya que allí la fiesta se alarga toda la noche y nosotros queríamos algo más tranquilo, decidimos quedarnos en Puerto López. Allí estaba muy tranquilo, mejor dicho, era absolutamente desolado. Algo comprensible, ya que el lugar no parece muy acogedor. La playa estaba llena de piedras y el agua muy agitada y no muy bonita. Además, había muchas playas con bares, pero estaban cerrados o no había gente. La mejor época es, al parecer, entre julio y septiembre, cuando se pueden observar las ballenas que pasan.
Pasamos nuestros días en los alrededores. Un día fuimos a Montañita, donde había mucha más actividad. Es un poco como el Ballermann. Cada pocos minutos pasa un vendedor de playa, siempre hay música sonando y puedes pedir cócteles que te traen directamente a la tumbona. Por cierto, esos fueron los mejores cócteles que hemos probado hasta ahora. Además, en pequeños puestos se puede encontrar ceviche, lo cual aprovechamos. La tarde nos gustó mucho, pero nuestra decisión de quedarnos en Puerto López fue realmente acertada, porque al caminar por las calles llenas de restaurantes y bares, te das cuenta de inmediato que por la noche allí no es tan tranquilo.
En otros dos días fuimos en bus a la playa Los Frailes, considerada la más hermosa en la costa continental ecuatoriana. Y con razón. La playa era realmente hermosa. Hay un pequeño sendero que nos llevó a algunas playas más pequeñas y a un mirador. Durante el sol del mediodía resultó bastante agotador, pero luego pudimos refrescarnos en el mar.
Aunque en el lugar no había mucha actividad, tuvimos unos días agradables en Puerto López y pudimos disfrutar del sol y el buen clima de nuevo.
Y así concluye nuestra aventura en Ecuador. Después de casi dos meses, partimos de Puerto López hacia Guayaquil y desde allí, al día siguiente, volamos a Bolivia. Ecuador nos gustó mucho, incluso un poco más que Colombia. Es más tranquilo y relajado que Colombia, tiene mucho que ofrecer paisajísticamente, y las distancias son mucho más cortas, así que no es necesario volar dentro del país ni hacer largos trayectos en bus. En definitiva, fue una buena decisión quedarnos más de las dos semanas previstas, lo cual estuvo influenciado por la situación en Perú.