Publicado: 23.11.2017
Con mal tiempo, dejamos La Rioja y nos dirigimos hacia el suroeste. Nuestro próximo alojamiento está cerca de Borja, en Aragón. A través de la llanura del Aragón central pasa el curso medio del Ebro, de cuyo área de drenaje es parte la mayor parte de la región.
Lejos del turismo masivo, aquí conocemos una parte muy auténtica de España.
También en esta región se cultivan vinos. Sin embargo, también vemos plantaciones de almendros y olivos. La zona está muy poco poblada y el vasto paisaje parece una alfombra de colores otoñales.
A través de Internet buscamos cursos de español para extranjeros. Así, entramos en contacto con Marta. Ella trabaja como profesora de idiomas en Borja. Durante tres mañanas, nos dio clases. Nuevamente aprendimos. Una vez más, nos damos cuenta de que aún debemos practicar mucho, mucho.
Las Bardenas Reales son una zona desértica muy cerca de aquí. Para estas excursiones, nuestro coche es adecuado y el conductor disfruta del cambio.
Nos impresiona el paisaje rocoso y la tranquilidad del lugar.
La montaña más alta aquí sobre el valle del Ebro se llama Moncayo (2314 m sobre el nivel del mar). Se considera sagrada y mágica. La nieve en su cumbre refuerza esta impresión.
En el parque natural de Moncayo descubrimos un pueblo pegado a la roca, Purujosa, que ahora en noviembre está casi completamente desierto.
Subimos a la Torre mudéjar de El Salvador y disfrutamos de una magnífica vista de la ciudad. Una ciudad llena de historia y de relatos.
Aquí se encuentran Los Amantes de Teruel. La trágica historia de Isabel y Diego se presenta cada febrero. Toda la ciudad viaja de regreso al siglo XIII y celebra la boda de Isabel ( https://www.youtube.com/watch?v=QnOxWhJmwpk ). Isabel se casa con Pedro, porque le dijeron que Diego había muerto en la guerra. Pero al día siguiente, Diego regresa y, como Isabel, como mujer casada, le niega un beso, él muere de un corazón roto. En el funeral, Isabel besa a su amado y también cae muerta sobre él. Así cuenta la leyenda, y el mausoleo de los dos desafortunados, cuyas manos nunca se tocan del todo, es visitado por miles de huéspedes.
En medio de la Plaza del Torico hay una fuente con una poderosa columna, desde la cual apenas se puede ver al pequeño toro (torico).
Elsbeth