Publicado: 08.09.2022
Hoy realmente no hay mucho que contar. Debido al cierre del túnel, tuvimos que regresar todo el camino de ayer en la isla Senja. Aún así, exploramos el segundo lugar de descanso digno de ver, Tungeneset. Allí hay un camino de madera que lleva a una piscina de mareas, donde las montañas se reflejan de manera espectacular.
Hoy tampoco hemos podido evitar el ferry. Es notable que parece haber tantos tipos de barcos como conexiones de ferry, al menos hasta ahora siempre hemos sido confrontados con pequeños barcos nuevos. Cuando uno llega a la zona de Tromsø, no hay nada que recuerde que ya estás tan al norte. Muchísimo tráfico, casas, supermercados, todo como se espera de una ciudad bulliciosa. Pero espera, aún están los muchos túneles. Hacia el centro, en algún momento entras a un túnel y entonces la cosa se pone interesante. Simplemente entrar en un túnel y salir por el otro lado no sería nada del otro mundo. Ya hemos pasado por más de dos rotondas subterráneas y no tengo idea de cuántas más hay debajo de la ciudad. Con un poco de suerte, elegimos el camino correcto, porque debajo de la tierra, desafortunadamente, no funciona el GPS, y encontramos el camping que queríamos.
Después del check-in, queríamos ir directamente a la ciudad. Desgraciadamente, tuvimos nuevamente un problema con nuestra alargadera. Hay un contacto defectuoso en algún lugar del enchufe, así que se necesita un toque de suerte para encontrar la posición correcta. Mañana sin falta compraremos un cable nuevo.
También llegamos a la ciudad. Desafortunadamente, la catedral del Mar del Norte cerró exactamente seis minutos antes de nuestra llegada, así que nos dirigimos directamente al centro. Tromsø es una ciudad muy moderna con algunas referencias arquitectónicas a sus inicios. Sobre todo, la zona peatonal recuerda mucho a una acogedora pequeña ciudad, pero a solo dos calles de distancia ya no se percibe nada de eso.
Para mañana planeamos hacer el Sherpatreppa - veamos si podemos levantar nuestros cansados huesos.