Publicado: 15.07.2022
Una estrecha y empinada carretera nos lleva hacia Portholland. La carretera es demasiado estrecha para nuestro autobús y tenemos que retroceder de nuevo montaña arriba. Casi quedamos atascados al maniobrar, y estamos contentos de que logramos avanzar un poco más. Mientras tanto, detenemos todo el tráfico. Logramos llegar a un aparcamiento, pero es privado. Toco el timbre de la pequeña cabaña. Un anciano con una larga barba blanca me abre la puerta. Le pregunto si podemos aparcar en su parking durante una hora, ya que no podemos bajar por la estrecha carretera. Él sonríe amablemente y dice que quien pregunta tan amablemente también puede aparcar. Le agradezco y caminamos hacia la pequeña cala. Al llegar abajo, empieza a llover intensamente y nos refugiamos bajo el porche de una casa...