Publicado: 21.03.2022
Poco antes de Lisboa, pasamos la noche en el faro Cabo Raso, ya que nos gustaron las olas y no está lejos de Lisboa.
Nos pusimos al lado del faro, junto a una ruina, justo por encima del agua, y tuvimos una vista increíble del rugiente Atlántico.
Por la tarde también brilló un poco el sol y vimos cerca a un anciano que parecía desamparado, que había quedado atrapado con su coche en la arena.
Saco la pala, no ayuda, empujo, no ayuda, llamo a otros para empujar. Ni así lo logramos. Finalmente, tenemos que usar el cable de acero de nuestro autobús. Otro coche tira y finalmente... el hombre agradece efusivamente (no entendemos una palabra) y me abraza.
El resto del día lo disfrutamos cerca del rugido de las olas.