Publicado: 13.12.2019
Kaiaua Boat Club
Como el taller nos escribió un SMS anoche diciéndonos que hoy podíamos venir y que las reparaciones se completarían el viernes, partimos hacia el taller en Ngatea alrededor de las 9:30 a.m. Además, el jefe del taller nos ofrece pasar la noche en su terreno. Allí, durante todo el día, se trabaja en Zuhlo, se pinta y se lija, mientras nosotros pasamos el tiempo jugando, leyendo y escuchando música. De vez en cuando, volvemos a la ciudad para hacer algunas compras. Para nuestra sorpresa, un empleado aparece y nos invita a una cerveza fría y deliciosa de fin de jornada con el jefe y otros empleados: '¡Si ya hay alemanes, esto también debe celebrarse!' (Phillip, el jefe). Nos sorprendió mucho esta cálida hospitalidad, no menos porque nos ofrece dejar la oficina con baño y cocina abierta toda la noche. No esperábamos tal confianza hacia los extraños y nos alegramos aún más por ello.