Los siguientes dos días en Don Det los pasé relajándome y no haciendo mucho. En uno de esos días volví a alquilar una bicicleta y fui a una playa. Sin embargo, el agua allí era tan poco profunda que ni siquiera se podía nadar realmente, lo que dejaba mucho que desear en cuanto a refrescarse. Incluso a la sombra hacía demasiado calor, así que después de un rato volví al hostal.
En mi última noche, por supuesto que fui a cenar a mi lugar habitual y me despedí ;)
En la mañana del 23 de febrero, mi alarma sonó a las 6:00 am. Aún en pijama - a esa hora no se cruzó conmigo nadie - caminé hacia el agua y vi el amanecer. Después, me arreglé y a las 8:00 tomé el ferry de regreso al continente. Desde allí tomé un minibus hacia la frontera.