Publicado: 24.04.2018
Pasaré dos días más con Elisa en La Paz, en el bullicio de la gran ciudad. Cuando llega el momento del vuelo de regreso para Elisa, me cuesta mucho despedirme en el aeropuerto. Así que tomo el siguiente destino en mis manos y me dirijo en autobús a Perú. Mi primera parada es en Puno, en el lado peruano del lago Titicaca.
Desde ahora estoy viajando solo, mi amiga francesa Marine se quedará un tiempo más en Bolivia. Pero desde el principio me doy cuenta de que como mochilero nunca se está solo. Ya en el primer viaje en autobús conozco a dos nuevos amigos: un par de hermanos de Sao Paulo. Juntos exploramos el lago Titicaca y visitamos las “islas flotantes” del lago.
Aproximadamente 4,000 Uros (así se llaman los habitantes de las islas flotantes) todavía viven hoy en día en las islas construidas de juncos. La planta seca se apila en capas de alrededor de 2 metros de grosor, hasta que se forma la isla flotante. Con cada paso, uno se hunde en el suave suelo, ¡lo que provoca una sensación divertida!
Aunque la excursión está muy orientada al turismo, la visita a las islas y a los nativos que viven en ellas es muy interesante.